El Parlamento armenio no dio su apoyo el lunes a Nikol Pashinián para seguir desempeñando el cargo de primer ministro en funciones. Un único diputado dio su voto a favor, tres en contra y 75 se abstuvieron. Su propio grupo parlamentario y otras dos facciones más ni siquiera participaron en la votación. El procedimiento deberá repetirse la semana que viene y, si el resultado sigue siendo el mismo, tendrán que convocarse elecciones legislativas.
Precisamente tal parece ser el objetivo de los legisladores, disolver la Cámara y celebrar comicios parlamentarios el próximo 20 de junio, fecha para la que ya se convocaron el mes pasado las elecciones presidenciales, a las que Pashinián se presenta como candidato favorito. Por eso tuvo que dimitir como jefe del Gobierno el pasado 25 de abril. Ahora desempeña el cargo de forma interina.
La derrota sufrida el pasado otoño ante Azerbaiyán por el control del enclave de Nagorno Karabaj sumió a Armenia en una profunda crisis política que los distintos partidos del país esperan superar con la celebración de elecciones. Tras mes y medio de enfrentamientos armados, entre el 27 de septiembre y el 10 de noviembre, Pashinián aceptó un cese de las hostilidades, pero a costa de perder gran parte de los territorios que los armenios controlaban. Fue tachado de «traidor» y tuvo que hacer frente durante semanas a las movilizaciones organizadas por la oposición exigiendo su dimisión. Tuvo incluso un choque con la cúpula del Ejército.
Sin embargo, ahora el todavía jefe del Ejecutivo interino, es el candidato con más posibilidad de vencer en las presidenciales de junio, según los sondeos, y, probablemente, si tienen lugar las legislativas, su formación política también. Su único impedimento podría haber sido la actitud de Rusia, en donde al principio se le contempló con desconfianza, ya que Pashinián llegó al poder a través de una revuelta popular.
Pero en Moscú no ven mejor candidato que él para dirigir Armenia. El acuerdo de paz firmado en noviembre con Azerbaiyán, que incluye el despliegue de fuerzas de paz rusas, fue promovido por el presidente Vladímir Putin y la mejor forma de que tal acuerdo no sea sometido a algún tipo de revisión es garantizando que las riendas de Armenia sigan en manos de Pashinián.
Papel de Moscú
El periodista ruso, Arkadi Dubnov, especialista en política del Cáucaso, declaró a la emisora Eco de Moscú que «Pashinián seguirá al frente de Armenia». Según su opinión, «Moscú no interferirá en su contra en las elecciones». Y es que entre Moscú y Ereván hay plena sintonía en asuntos claves de seguridad.
El Ejército ruso acaba de recibir luz verde para desplegar dos destacamentos adicionales en la base número 102. «Se han instalado otros dos bastiones en la base militar rusa 102, en la región de Siunik (...) como garantía de seguridad adicional», declaró Pashinián en su intervención ante el Parlamento. La región de Siunik es una estrecha franja embutida entre Azerbaiyán, el enclave azerbaiyano de Najicheván e Irán.
Rusia mantiene desplegadas fuerzas de paz en el centro de Nagorno Karabaj en el entorno de la capital, Stepanakert, y tiene una base militar en Armenia en Guiumri, a 126 kilómetros al norte de Ereván, que acaba de ser ampliada, además de una guarnición en la misma capital armenia y un amplio espacio en la base aérea de Erebuni, también en Ereván. Tiene allí helicópteros de combate y cazabombarderos Mig-29.
abc
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