Alcalá Cordones, parte del grupo de oficiales más leales al fallecido líder venezolano —forma parte de la Lista Clinton del Tesoro de EE UU, que incluye a personas y empresas relacionadas con capitales del narcotráfico—, ha resumido lo que ciertos sectores del chavismo empiezan a ver con mucha preocupación. La caótica administración de Maduro, que ha inaugurado una época incierta e inédita en la historia contemporánea de Venezuela, podría disminuir el capital político más preciado del régimen: el legado de su líder fallecido en 2013.
A Chávez, que manejó sin contrapesos institucionales la mayor bonanza petrolera de la historia de Venezuela, se le asocia a una época de bonanza de las clases populares y al esfuerzo de reducir las diferencias entre las clases sociales. “Yo sigo siendo chavista. Estaba convencido de que el comandante presidente quería construir al hombre nuevo, pero no lo logró”, aseguró Alcalá Cordones.
A Maduro le ha tocado seguir el camino iniciado por Chávez con un tercio de los ingresos petroleros y con un sector privado paralizado por la falta de divisas.
El proyecto político
La crisis económica, expresada en una escasez que, según la encuestadora Datanálisis, llega al 82% en Caracas, la ciudad más abastecida del país, comienza a preocupar a los chavistas que decidieron acatar a regañadientes la decisión de Chávez de nombrar a Maduro como delfín.
Alcalá parece estar seguro de que el mayoritario desprestigio de la actual gestión amenaza con llevarse por delante el proyecto chavista. Comparten esta crítica el mayor general Miguel Rodríguez Torres, exministro de Interior, Justicia y Paz, y el general en jefe Raúl Isaías Baduel, un héroe de la autodenominada revolución bolivariana caído en desgracia por un caso de corrupción.
Dentro de ese grupo hay otros exoficiales críticos con la deriva de Maduro. Están el comandante Yoel Acosta Chirinos, uno de los cinco golpistas de febrero de 1992, y sus subalternos, los capitanes Carlos Guyón Celis, Ronald Blanco La Cruz y Antonio Rojas Suárez.
Los exministros Jorge Giordani, Héctor Navarro y Ana Elisa Osorio, todos civiles, respaldan el proyecto chavista pero critican el fracaso de la gestión de Maduro en la lucha contra la corrupción.
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