La Casa Blanca informó este viernes que el presidente estadounidense Joe Biden mantuvo una llamada telefónica con su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan, un día después de que trascendieran las intenciones de Washington de reconocer formalmente el genocidio armenio.
En una lectura de la llamada, la Casa Blanca no mencionó la controversia, diciendo sólo que Biden instó a una “relación bilateral constructiva con áreas de cooperación ampliadas y una gestión eficaz de los desacuerdos”.
Los dos líderes también acordaron reunirse personalmente durante la cumbre de la OTAN en junio.
Por otro lado, el Departamento de Estado de EEUU dijo que este viernes que habrá una anuncio el sábado con respecto al genocidio armenio, como se conoce al asesinato y la deportación sistemáticos de cientos de miles de armenios (según algunas fuentes, el número ascendería a 1,5 millones) por parte del Imperio Otomano a partir de 1915, en medio de las expectativas de que Biden desafíe a Turquía para calificar las masacres efectivamente como un genocidio, lo que Ankara niega.
“En lo que respecta al genocidio armenio, pueden esperar un anuncio mañana”, dijo el viernes la portavoz adjunta del Departamento de Estado, Jalina Porter, a los periodistas, aunque declinó revelar detalles.
El sábado, precisamente, se conmemoran 106 años de la deportación de intelectuales armenios residentes en Constantinopla, capital del Imperio Otomano, en abril de 1915, el hecho que los historiadores suelen considerar como el inicio del genocidio armenio.
Según revelaron funcionarios estadounidenses el martes, Biden se está preparando para reconocer formalmente que estos hechos ocurridos hace más de un siglo fueron un genocidio, tal y como han hecho ya Francia, Alemania, Argentina y Brasil, entre muchos otros. En el caso de Estados Unidos, la situación es más críptica: el Congreso ha reconocido el genocidio armenio en sus resoluciones, pero el gobierno ha mantenido una postura más ambigua para no enfrentarse con Turquía, aliado dentro de la OTAN, y ha evitado utilizar el término “genocidio”.
Legisladores y activistas armenio-estadounidenses están presionando a Biden para que haga el anuncio en o antes del Día de Conmemoración del Genocidio Armenio, que se celebrará el sábado.
Una posibilidad es que Biden incluya el reconocimiento del genocidio en la proclamación anual del día del recuerdo que suelen emitir los presidentes. Los predecesores de Biden han evitado usar “genocidio” en la proclamación que conmemora el momento oscuro de la historia.
Un grupo bipartidista de más de 100 miembros de la Cámara de Representantes firmó el miércoles una carta a Biden pidiéndole que se convierta en el primer presidente de Estados Unidos en reconocer formalmente las atrocidades por el entonces imperio Otomano. El representante demócrata Adam Schiff de California encabezó la carta.
“El vergonzoso silencio del gobierno de Estados Unidos sobre el hecho histórico del genocidio armenio ha durado demasiado y debe terminar”, escribieron los legisladores. “Le instamos a que cumpla con sus compromisos y diga la verdad”.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo el miércoles que el presidente tendría más que decir el sábado en este día del recuerdo.
The New York Times y The Wall Street Journal fueron los primeros en informar que Biden se está preparando para reconocer el genocidio.
Si Biden sigue adelante, es casi seguro que enfrentará el rechazo de Turquía, que ha presionado con éxito a los presidentes anteriores para que eludan el problema.
El ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, insistió a principios de esta semana en que Turquía no estaba preocupada por ninguna decisión que pudiera tomar Biden, pero también sugirió que tal movimiento se enfrentaría con una dura reacción.
“Si Estados Unidos quiere que nuestras relaciones empeoren, depende de ellos”, dijo en una entrevista con el canal de noticias turco HaberTurk.
Los lazos entre Ankara y Washington, que alguna vez se consideraron socios estratégicos, se han deteriorado constantemente en los últimos años por las diferencias sobre Siria, la cooperación de Turquía con Rusia y, más recientemente, sobre las intervenciones navales turcas en el Mediterráneo oriental, que los funcionarios estadounidenses han descrito como desestabilizadoras.
Biden durante la campaña del año pasado provocó la ira de los funcionarios turcos después de una entrevista con The New York Times en la que habló sobre el apoyo a la oposición de Turquía contra el “autócrata” Erdogan. Aún así, Turquía tenía la esperanza de restablecer la relación. Erdogan disfrutó de una cálida relación con el ex presidente Donald Trump, que nunca se refirió al historial de violaciones a los derechos humanos por parte de Turquía.
Con información de AFP y AP
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