La explosión este miércoles de un coche cargado con explosivos en el aparcamiento de un hotel de lujo en la ciudad pakistaní de Quetta, situada a menos de 100 kilómetros de la frontera con Afganistán, dejó al menos cinco muertos y 12 heridos. Entre las víctimas mortales se encuentra un oficial de policía y varios de los lesionados fueron hospitalizados en estado crítico, según informaron medios locales.
La onda explosiva provocó daños en varios vehículos que estaban estacionados en los alrededores. Las autoridades negaron la presencia de algún invitado de alto perfil en el hotel en el momento de la explosión. El ministro del Interior pakistaní, Sheikh Rashid Ahmad, citado por la agencia Reuters, aseguró que el embajador chino era huésped del hotel pero en ese momento se encontraba en otro lugar.
Los talibanes de Pakistán se adjudicaron la responsabilidad de lo ocurrido, detallando que la acción fue perpetrada por un atacante suicida dentro del vehículo bomba. El portavoz del gobierno de la provincia de Baluchistán, Liaquat Shahwani, condenó enérgicamente la acción y dijo que los responsables se enfrentarán a la ley. Entre tanto, la autoridades intentan determinar si el embajador chino era el objetivo principal de los insurgentes.
Quetta, capital de Baluchistán, ha sido durante mucho tiempo el escenario de ataques por parte de nacionalistas locales que quieren una mayor participación en el mercado de los recursos regionales, que se ha visto truncada por intereses chinos. La provincia alberga el puerto de Gwadar, a unos 60 kilómetros al este de la frontera entre Pakistán e Irán, desarrollado por inversionistas del gigante asiático como parte del ambicioso Corredor Económico China-Pakistán.
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