Actualmente, el agua que se utilizó para enfriar los reactores se almacena en depósitos sobre el territorio de la central nuclear. Está previsto que antes de que se vierta al océano, el agua pase por un riguroso proceso de depuración de elementos radioactivos, prestando una atención especial al tritio, informa la agencia japonesa Kyodo.
Después del proceso de limpieza, se evaluará la pureza del agua y esta será vertida solo en caso de que su contenido de elementos radiactivos sea sustancialmente menor de lo estipulado tanto por normas nacionales, como internacionales.
La fecha prevista del vertido es el año 2023, informa la agencia y agrega que con el ritmo actual de acumulación del agua, los depósitos quedarán llenos para finales de 2022, detalla la agencia.
En marzo de 2021, el Gobierno de Japón solicitó al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) su opinión sobre los planes de vertir el agua al océano. También solicitó que el OIEA confirme que los métodos de desecho y los equipos que se emplearán corresponden a las normas de seguridad y que corrobore ante la comunidad internacional los niveles de radiación de esta agua.
El 11 de marzo de 2011, un terremoto de magnitud 9,0 sacudió la costa nororiental de Japón provocando olas de más 10 metros que mataron a unas 15.900 personas. Otras 2.525 todavía se dan por desaparecidas. El tsunami causó la anegación de cuatro de los seis reactores de la central nuclear de Fukushima Daichi y dejó fuera de servicio el sistema de refrigeración, lo que derivó en una serie de explosiones de hidrógeno y la fusión del combustible.
El accidente de Fukushima fue el mayor desastre nuclear desde el ocurrido en Chernóbil, en 1986. Según varias estimaciones, Japón tardará casi 40 años en recuperarse completamente de la tragedia.
Etiquetas: