Según informa AZERTAC, el autor escribe que el separatismo como práctica política -especialmente si se trata de un movimiento por delegación- depende en gran medida del apoyo externo para lograr cualquier legitimidad. Los líderes de los movimientos separatistas tienden a buscar vínculos con los legisladores de los países occidentales para dar al menos cierta legitimidad a su entidad ilegal. En los territorios postsoviéticos y posteriores al Pacto de Varsovia, estos movimientos son alentados por las potencias regionales que intentan mantener el control político sobre los territorios que fueron su esfera de influencia en el siglo XX, señala Horowitz.
El autor escribe que, como resultado de un exitoso contraataque en el otoño de 2020, Azerbaiyán recuperó territorios que habían sido tomados por Armenia durante la guerra de principios de los años 90. Hasta ahora, los movimientos separatistas en estas partes inestables del mundo han intentado dar "legitimidad" a su existencia contratando a algunos legisladores de Europa, que aparecieron en estas llamadas "capitales" de formaciones territoriales ilegales durante elecciones ilegítimas.
Armenia utilizó ampliamente su maquinaria de relaciones públicas para publicitar los viajes y las declaraciones de algunos diputados europeos para "llenar el vacío del no reconocimiento internacional" del régimen ilegal de Nagorno-Karabaj. Hasta el otoño de 2020, Alemania era uno de los principales países donde las organizaciones de presión armenias alimentaban a los legisladores corruptos para explotarlos.
El artículo continúa señalando que se sabe que varios miembros del partido de derecha del Bundestag (Parlamento alemán) AfD ("Alternativa para Alemania") han apoyado el régimen ilegal en el Nagorno-Karabaj ocupado establecido por Armenia después de 1992. Desde 2017, algunos diputados alemanes han realizado varias visitas ilegales a los territorios ocupados de Azerbaiyán. Los representantes de la facción de Alternativa para Alemania también recibieron a los miembros del parlamento no reconocido de Nagorno-Karabaj que visitaron Alemania en 2018 y los invitaron a las elecciones del Landtag de Brandenburgo el 1 de septiembre de 2019. El periodista continúa enumerando a los diputados alemanes corruptos por su nombre y sus "actos heroicos" durante el tiempo que trabajaron para los "empleadores" armenios.
Sorprendentemente, subraya Horowitz, todas estas personas empezaron a perder su conexión con los "ideales Hay Dat" armenios después de que el ejército armenio fuera completamente derrotado durante la Segunda Guerra de Karabaj. "El acuerdo trilateral del 10 de noviembre entre Rusia, Azerbaiyán y Armenia, que determinó el destino de la no reconocida "República de Artsaj", fue un punto de inflexión entre los grupos de presión armenios y los corruptos legisladores europeos. Tras el cese de la política anexionista de Armenia en los territorios ocupados de Azerbaiyán, estos legisladores se volvieron cada vez más inadecuados, ya que su único objetivo era defender los designios nacionalistas de Armenia en las capitales europeas", señala el autor.
Horowitz concluye: "Al parecer, algunos parlamentarios europeos siguen ocupando puestos en sus gobiernos para servir a los intereses de otros países. Parece ser un modo de vida bastante lucrativo. Las leyes europeas no regulan la actuación de los funcionarios y su complicidad al servicio de los intereses nacionales de otros países. Tal vez se necesiten leyes y reglamentos más estrictos sobre estas acciones en Europa para combatir la corrupción, el neonazismo y la traición.
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