La Fiscalía brasileña pide apartar a Bolsonaro de la gestión del Covid-19

  21 Marzo 2021    Leído: 720
La Fiscalía brasileña pide apartar a Bolsonaro de la gestión del Covid-19

El argumento es que si no se atiende adecuadamente a la población durante la pandemia habrá repercusiones para la recaudación del erario público.

Brasil llegó a un colapso sanitario. Una de cada cuatro personas que mueren en el mundo en los últimos días es brasileña. Ante ese cuadro trágico, el fiscal general adjunto del ministerio público, Lucas Furtado, le ha pedido al Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) la destitución del presidente Jair Bolsonaro de sus funciones administrativas y jerárquicas sobre los los ministerios de Sanidad, Economía y de la Casa Civil, y otros, identificados por su omisión en la crisis que ha llevado a la muerte de más de 290.000 personas.

La petición de Furtado es un intento por apartar a Bolsonaro y abrirle paso al vicepresidente, Hamilton Mourão, para que asuma la gestión de la pandemia. El fiscal adjunto recomienda que Bolsonaro y otros de sus subordinados, sean identificados como «responsables de la inercia y omisión de la ejecución de las políticas públicas de salud en el combate de la pandemia de Covid-19».

La semana pasada, Bolsonaro cambió por cuarta vez desde el inicio de la pandemia, hace un año, a su ministro de Sanidad, sustituyendo al general Eduardo Pazuello, por el cardiólogo Marcelo Queiroga, que en sus primeros días de gestión ya dijo que será necesario visitar los hospitales para ver si es verdad que los hospitales están en colapso y que los pacientes se están muriendo de coronavirus. La percepción de la prensa y analistas es que el cambio de Pazuello es un intento de proteger a Bolsonaro por su responsabilidad, pero que no camba nada en una política en la que él sigue siendo quien manda.

«No se puede discutir que toda la estructura federal de atención a la salud, con recursos financieros, patrimoniales y humanos, tendrá un perjuicio incuestionable para las arcas públicas si no cumple con su función de atender a la población en el momento de mayor y más flagrante necesidad», argumentó el fiscal.

Variantes y mutaciones
Con la constancia de unas 2.800 muertes diarias en la última semana, el coronavirus en Brasil avanza a galope, yendo en la dirección opuesta de buena parte del mundo. Son casi 12 millones de casos y 290.314 muertes, segundo país después de Estados Unidos, pero con potencial de liderar si no controla su nivel de contagio, que se ha elevado con el nacimiento de variantes y mutaciones en su territorio.

«Es inaceptable que toda esa estructura se mantenga inerte por disputas y caprichos políticos ante el sufrimiento de la población ante factores previsibles y evitables», destacó Furtado, amparando su petición en un artículo de la ley del tribunal que permite la suspensión provisional de un responsable «si existen indicios suficientes de que en ejercicio de sus funciones pueda retrasar o dificultar la realización de auditoría o inspección, causar nuevos daños a los fondos públicos o imposibilitar su resarcimiento».

En su petición, Furtado también le solicita al tribunal de cuentas, que reconozca «la legitimidad, la competencia administrativa y la autoridad» del vicepresidente Mourao, para nombrar nuevos ministros en las áreas más sensibles.

La omisión de Bolsonaro
Tras un año desde el inicio de la pandemia en Brasil, Bolsonaro sigue más preocupado en criticar las medidas de aislamiento social a las que atribuye la mala situación económica del país. Esta semana, Bolsonaro entró con una acción en la Corte Suprema para pedir que las medidas de toque de queda implementadas en los estados de Bahia, Rio Grande do Sul, y en la capital, Brasilia, sean suspendidas, contra la corriente de especialistas que recomiendan esa y otras medidas, como el confinamiento.

Sin apoyo del Gobierno de Bolsonaro, estados y municipios están dictando sus propias políticas. Todos los estados brasileños están en situación de colapso, con filas de espera para entrar en los centros de cuidados intensivos, tanto en hospitales públicos como privados. Los medios brasileños han divulgado informaciones asustadoras, como la posibilidad de que vuelva a faltar oxígeno o insumos médicos para los procesos de entubación.

El Gobierno ha sido acusado de perjudicar los procesos de compra de vacunas, de insumos y de haber enviado a hospitales públicos, máscaras sin las exigencias necesarias para proteger a los médicos. Bolsonaro, que sólo pasó a aconsejar el uso de máscara y de vacunas en el último mes, ha preferido recomendar un cóctel de remedios que considera preventivos, pero que no cuentan con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

abc


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