Hasta el 8 de marzo al menos 67 personas, entre ellas mujeres y niños, habían muerto en Myanmar y cientos más habían resultado heridas a consecuencia del golpe de Estado perpetrado por una junta militar a principios de febrero, señaló este miércoles en conferencia el portavoz de la Organización de las Naciones Unidas, Stéphane Dujarric.
"Nuestro equipo de la ONU sobre el terreno sigue profundamente preocupado por la continua pérdida de vidas desde que los militares se hicieron cargo del Gobierno de Myanmar", comentó Dujarric, motivo por el cual, a nombre de las Naciones Unidas, se pronunció en contra de la represión de manifestantes pacíficos. "El uso de fuerza letal contra manifestantes no violentos nunca es justificable según las normas internacionales de derechos humanos", agregó.
Del mismo modo, enfatizó la preocupación existente entre los diversos organismos dependientes de la ONU por las acciones con las que el Gobierno militar intenta socavar la libertad de expresión, así como por la presión ejercida en contra de medios de comunicación independientes.
El 1 de febrero, el Ejército de Myanmar anunció la detención de los altos dirigentes del país en respuesta a lo que calificó como "fraude" durante las elecciones parlamentarias del pasado 8 de noviembre, en las que la gobernante Liga Nacional por la Democracia (LND) obtuvo 396 escaños de 476; asimismo, declaró el estado de emergencia por un periodo de un año.
En respuesta a la intervención militar, miles de ciudadanos se han dado cita en las calles para protestar por el golpe de estado. A la vez, los manifestantes han comenzado una campaña de desobediencia civil y han convocado diversas huelgas en distintos puntos del país para exigir la liberación de los políticos detenidos, mismas que han sido reprimidas por las autoridades.
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