El artículo habla sobre el establecimiento de la paz en la región después de la guerra, que puso fin a la política de ocupación de 30 años de Armenia, el deseo de los desplazados internos azerbaiyanos de regresar a sus tierras ancestrales, que fueron expulsadas por la fuerza hace 27 años, y el trabajo realizado para reconstruir. Se informa que 800.000 desplazados internos azerbaiyanos expulsados ​​de sus hogares por las fuerzas armadas armenias esperan su regreso.

Hablando de las amargas consecuencias del conflicto de Nagorno Karabaj, el periodista dijo que se trata, sobre todo, de una trágica historia humana. Dice que tras el estallido de la Primera Guerra de Karabaj y la expulsión forzosa de la población local de sus tierras ancestrales por parte de las fuerzas armadas armenias, estas familias han estado viviendo en refugios temporales en muchas ciudades y regiones del país durante unos treinta años.

Después de la guerra de 44 días por la liberación de los territorios reconocidos internacionalmente de Azerbaiyán, que duró de septiembre a noviembre de 2020, Rasul, de 50 años, y Aygun, de 40, como todas las familias de desplazados internos, se alegraron al escuchar la noticia de esta victoria. Al igual que cientos de miles de otros compatriotas, la familia espera regresar pronto a sus distritos de origen de Zangilan y Gubadli y terminar con un anhelo de 30 años de construir una nueva vida.

El autor señala que esta familia de desplazados internos, al igual que otros desplazados internos, espera volver a sus aldeas y distritos nativos después de que se restauren las áreas liberadas. El periodista lamenta que casi todos esos pueblos y distritos de Karabaj hayan sido destruidos y devastados. Especialmente después de la guerra a principios de la década de 1990, los armenios que se establecieron en estas áreas destruyeron deliberadamente casas y prendieron fuego al salir de esas áreas. En la región donde nacieron Rasul y Aygun, los armenios no pusieron una piedra, destruyeron salvajemente todas las casas construidas por los azerbaiyanos.

Rasul le dijo al periodista que regresaría a Zangilan para reconstruir su casa con el permiso oficial del gobierno. El autor dijo que estos asentamientos, que fueron víctimas del vandalismo armenio en Azerbaiyán, se convirtieron en una ciudad de pesadillas, las mezquitas se utilizaron como establos y las bibliotecas fueron saqueadas.

El periodista señaló que se restablecerá la situación anterior a la guerra en Karabaj, que ya han comenzado los trabajos de reconstrucción, se están construyendo nuevas carreteras, pero todo esto lleva tiempo.

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