El partido soy yo. Donald Trump regresó este domingo a los escenarios de la política para mandar un mensaje claro y ‘reysolesco’ a los republicanos: no aflojará la empuñadura sobre el partido, que controla desde su ascenso histórico a la Casa Blanca en las presidenciales de 2016.
Trump lo hizo en el cierre de la Conservative Political Action Conference (CPAC), la gran cita anual de los movimientos conservadores en EE.UU., con la que será su gran arma: la posibilidad de presentarse a las presidenciales de 2024. «¿Quién será, quién será, me pregunto?», dijo Trump con gesto cómplice sobre la identidad del próximo candidato republicano ante la ovación del público. Antes, había avisado que «podría decidirme a ir a ganarles por tercera vez», en una declaración que incluía la posibilidad de su candidatura y la otra gran protagonista de la noche: la mentira que repite desde noviembre, es decir, que fue él quien ganó las elecciones (Joe Biden fue vencedor por casi siete millones de votos).
«Nos hemos juntado aquí esta tarde para hablar del futuro: del futuro de nuestro movimiento, del futuro de nuestro partido y del futuro de nuestro querido país», dijo el expresidente. El futuro, en la visión que desgranó en un discurso de hora y media, tiene su nombre. De hecho, llegó a equipar al 'trumpismo' -como él mismo lo denominó- con el partido republicano y dejó claras cuáles serán sus líneas principales.
En primer lugar, negar su derrota. Trump repitió las falsedades que proclama sobre los resultados de las urnas desde el recuento electoral, a pesar de que sus acusaciones de «robo» y de «amaño» no han sido sustentadas ni por su propia Administración ni por los tribunales. De hecho, atacó con dureza al Tribunal Supremo -con una mayoría conservadora de 6-3 y tres magistrados nombrados por el propio Trump- por no acoger sus teorías sobre fraude electoral. «Deberían sentir vergüenza de sí mismos», dijo de los magistrados. «No tuvieron las agallas o el coraje de tomar la decisión adecuada».
Después, Trump negó que fuera a crear un nuevo partido, como se ha especulado en ocasiones desde su salida de la Casa Blanca. Es evidente que esa decisión sería un regalo para los demócratas, dividiría el voto conservador. «El partido estará más unido y será más fuerte que nunca y no voy a crear un nuevo partido», dijo.
Esa unidad será para quienes sean leales a Trump. El expresidente inició este domingo de forma pública la purga de los pocos moderados que le han dado la espalda tras el asalto trágico al Capitolio después de un discurso incendiario del propio Trump. Un puñado de diputados y diez senadores votaron a favor de su ‘impeachment’. Trump leyó uno a uno sus nombres, seguidos del abucheo del público. «Echadlos a todos», sentenció.
Trump atacó también al líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, con el que se enfrentó después de que el senador condenara el discurso de Trump previo al asalto al Capitolio y dijera que era «responsable moralmente y en la práctica» del ataque a la sede de la soberanía popular.
El discurso de Trump cerraba CPAC, donde se ha cimentado su dominio del partido. Los principales temas de la conferencia fueron los que más preocupan al expresidente -las acusaciones de fraude electoral y de censura por parte de las tecnológicas a las voces conservadoras, con sus propias cuentas en Twitter y Facebook bloqueadas- y nadie cuestionó la pérdida de poder de los republicanos con Trump -en su presidencia se han esfumado las mayorías en la Cámara de Representantes y en el Senado, además de la Casa Blanca- ni la tragedia y el bochorno en el episodio en el Capitolio. En su discurso, el expresidente ni siquiera hizo mención al asalto, como si no hubiera ocurrido.
En CPAC hablaron muchos republicanos que están en las quinielas de 2024. Gente como el senador Ted Cruz, su compañero de bancada Josh Hawley, la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem; o el que fuera su secretario de Estado, Mike Pompeo, se esforzaron por mostrar su cercanía con el presidente y con sus objetivos. El expresidente dejó claro que si no es él el candidato, buscará imponer al suyo.
Trump rompió los moldes como candidato y como presidente y en su discurso del domingo dejó claro que hará lo mismo como expresidente. La tradición exige que dejen espacio a sus sucesores. Trump, sin embargo, parecía en CPAC otra vez candidato, a pesar de que quedan casi cuatro años para las siguientes elecciones.
Recuperó los grandes temas de su primera campaña: el mensaje migratorio duro, con alusiones similares a los inmigrantes como «asesinos», «violadores» o «narcotraficantes» con los que se estrenó como candidato en junio de 2015; la guerra cultural, con ataques a la política transgénero de los demócratas y defensa de los valores judeocristianos «de nuestros fundadores» y de los símbolos patrióticos; y con la recuperación del discurso económico populista para la clase media blanca.
Era su primer discurso como expresidente y no dudó en ir a por su sucesor «Joe Biden ha tenido el primer mes más desastroso de cualquier presidente en la historia moderna» y acusó a los demócratas de promover una agenda «radical» que busca convertir a EE.UU. «en un país socialista».
abc
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