Al menos dos personas resultaron heridas este sábado en la ciudad de Mandalay, en el centro de Myanmar, cuando la policía disparó contra los manifestantes que protestaban en rechazo a la junta militar que tomó el poder a través de un golpe de Estado.
“Al menos dos personas resultaron heridas”, dijo una fuente a la agencia de noticias AFP.
Este sábado, miles de birmanos volvieron a tomar las calles de las principales ciudades del país en protesta por el golpe de Estado perpetrado por la junta militar un día después de confirmarse la primera muerte por la represión contra las protestas.
El punto más conflictivo fue precisamente la ciudad de Mandalay, la segunda más poblada, donde la Policía disparó con balas de goma contra la multitud que acudió en apoyo de trabajadores de astilleros en huelga por unirse al movimiento de protesta y a los que las autoridades querían forzar a trabajar, según relataron testigos presenciales a la agencia de noticias EFE.
Myanmar amaneció todavía conmocionado por la muerte de Mya Thwe Thwe Khine, una joven de 20 años que participó en las protestas y falleció de un disparo de munición real de la Policía, según los informes de varios grupos defensores de derechos humanos.
Los manifestantes homenajearon este sábado a la víctima con flores en varios puntos de Rangún y pintaron un mensaje en una de las arterias principales pidiendo democracia y la liberación de los líderes políticos para desafiar la toma de poder de los militares.
La imagen de la joven, que murió en la noche del jueves al viernes tras pasar diez días en estado crítico por el disparo recibido, se ha convertido en un símbolo del movimiento de desobediencia civil.
Según el análisis de videos y fotografías realizado por varias organizaciones humanitarias, la joven cayó al suelo tras oírse un disparo cuando se alejaba de la primera línea de una manifestación que estaba siendo disuelta con cañones de agua por la policía.
Su muerte, anunciada por la familia, fue la primera confirmada entre los miles de manifestantes que se han enfrentado a las fuerzas de seguridad desde el alzamiento militar del 1 de febrero.
Las calles del país se han llenado estos días con protestas masivas contra el levantamiento militar y las fuerzas de seguridad han respondido en algunas ocasiones con cañones de agua, pelotas de goma e incluso munición real.
La junta militar además ha intentado aplacar el movimiento de desobediencia civil, que incluye huelgas en la administración y otros sectores, con el despliegue de soldados en las calles, cortes nocturnos de internet a diario y varias leyes que han mermado los derechos de los ciudadanos.
El Ejército justificó la toma de poder por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre en los que la Liga Nacional para la Democracia, el partido liderado por Aung San Suu Kyi, arrasó, como ya hizo en 2015.
Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Nueva Zelanda han anunciado sanciones limitadas, principalmente contra los líderes militares, incluidas prohibiciones de viaje y congelación de activos.
Japón e India se han unido a los países occidentales para pedir el restablecimiento de la democracia. El embajador de Japón en Myanmar, Ichiro Maruyama, hablando con los manifestantes fuera de su embajada, pidió la liberación de Aung San Suu Kyi e instó al ejército que resuelva las cosas pacíficamente.
Etiquetas: