Tras los dos años y ocho meses de prisión a los que fue condenado hace una semana Alexéi Navalni, el principal adversario político del presidente Vladímir Putin, y las sucesivas detenciones y encarcelamientos de miembros de su equipo, la Justicia rusa dio hoy una nueva vuelta de tuerca. El Comité de Instrucción (SK en sus siglas en ruso) ha abierto una causa criminal contra Kira Yarmish, la portavoz de Navalni, por «animar a incumplir las normas sanitarias impuestas» por la pandemia de Covid-19.
Según su abogada, Verónica Poliakova, Yarmish ha pasado de ser «sospechosa» a «imputada». Resulta que la portavoz del dirigente opositor, a punto de cumplir los nueve días de arresto a los que fue condenada por participar en la manifestación «ilegal» del pasado 23 de enero, recibió una nueva pena el 1 de febrero, la de un mes de detención domiciliaria, como sospechosa de haber incitado a violar las normas sanitarias. Hoy lunes, el SK presentó contra ella la acusación formal por tal delito, lo que conlleva juicio y el riesgo de ir a prisión para una temporada.
Al igual que Yarmish, se encuentran también en arresto domiciliario hasta el 23 de febrero, Oleg, el hermano de Navalni, el coordinador de la organización en Moscú, Oleg Stepánov, la abogada Liubov Sóbol, la componente del grupo Pussy Riot, Maria Aliójina, y la responsable del sindicato «Alianza Médica», Anastasia Vasílieva.
Multitudinarias manifestaciones
Los días 23 y 31 de enero se produjeron multitudinarias manifestaciones en toda Rusia con una balance de casi 11.000 detenidos. El 2 de febrero, a Navalni le fue sustituida la condena suspendida de tres años y medio de prisión en el caso Yves Rocher por dos años y ocho meses de cárcel real por no haber acudido supuestamente a las citas preceptivas.
Por otro lado, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha defendido hoy las expulsiones de tres diplomáticos europeos, un alemán, un polaco y un sueco, el pasado viernes, justo durante la visita a Moscú del Alto Representante de la UE, Josep Borrell. Peskov dijo que tal medida «es el resultado de las acciones que emprendieron algunas representaciones diplomáticas en Moscú durante los disturbios ilegales –en apoyo de Navalni–. Rusia ha querido dejar claro que no lo va a tolerar». Alemania, Polonia y Suecia ya ha respondido expulsando a un miembro de la Legación Diplomática rusa en sus respectivos territorios
abc
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