En ese sentido se distanció de sus predecesores porque "conoce la historia de su país y siente su dolor por dentro". Agregó que "los estadounidenses ocuparon Filipinas durante 50 años" y su país vivió una revolución sangrienta y varias masacres antes de conseguir la independencia. Comentando sus declaraciones contra Obama, el presidente filipino subrayó que "no le gusta que le ordenen" y agregó que "no es un crimen proteger la raza". "Cada vez que EEUU nos critica o reprende, siempre lo conectan con la frase: `Si no hacéis aquello, si hacéis esto y a nosotros no nos gusta, os cortaremos la asistencia`, así una y otra vez, eso ocurrió con varios presidentes en el pasado", aclaró Duterte.
El mandatario filipino es conocido por sus controvertidas declaraciones contra otros líderes extranjeros. Así, antes de la cumbre del G20 llamó a Obama "hijo de puta" por entrometerse, según afirmó, en los asuntos internos de su país. El líder filipino indicó también que había llegado la hora de la "separación" de EEUU, aunque posteriormente rebajó el tono y explicó que su país no puede romper relaciones con esta nación.
Reuters
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