El texto, que coincide con la resolución adoptada por el Senado belga el 11 de diciembre, hace referencia a las resoluciones 822, 853, 874 y 884 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que son los únicos documentos jurídicamente vinculantes sobre el conflicto de Nagorno-Karabaj, informa AZERTAC. Como resultado, el documento, que los armenios y las fuerzas proarmenias trataron por todos los medios de adoptar, confirmó que Nagorno-Karabaj es parte integral de Azerbaiyán.
Georges Dallemagne, que visitó en numerosas ocasiones los territorios ocupados de Azerbaiyán; Els Van Hoof, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes; Mark Demesmaeker, presidente de la comisión correspondiente del Senado; Karl Vanlouwe , presidente del grupo nacionalista y separatista N-VA del Senado, incluyendo al autor de la resolución sobre el "genocidio armenio", Peter de Roover, los ardientes diputados pro-armenios Darya Safai, Elaine Samyn tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes aunque intentaron eliminar el párrafo con varias propuestas de enmienda, establecer relaciones diplomáticas con el régimen separatista, reconocerlo, pero no pudieron lograr sus sucias intenciones. Las decisiones del gobierno y el parlamento federal belga, que son los más cercanos a Francia entre los países de la Unión Europea, basadas en el derecho internacional y en las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el conflicto, a diferencia de su aliado, demostraron que el París oficial sigue estando solo en su política proarmenia.
Cabe señalar que durante los debates parlamentarios el ardiente diputado proarmenio Georges Dallemagne pidió "mostrar valor, como Francia, para no ser indiferente al destino de los armenios", pero no obtuvo el apoyo deseado en el parlamento.
Al mismo tiempo, durante los debates de la comisión parlamentaria de asuntos exteriores, el ministro de Relaciones Exteriores de Bélgica dijo que la declaración del 10 de noviembre se había aplicado con éxito y subrayó que los llamamientos para el reconocimiento de Nagorno-Karabaj por cualquier Estado, incluida Bélgica, son contrarios al derecho internacional, y que el derecho internacional es la base para la solución del conflicto.
A pesar de los intentos de las organizaciones de cabildeo armenias de exagerar algunos puntos del proyecto de resolución como un "éxito" artificial, la ausencia del tan esperado "apoyo" en Bélgica después de Francia causó gran resentimiento y decepción entre los armenios y los círculos proarmenios.
Así pues, en lugar de buscar verdaderas oportunidades económicas, de cooperación política y de desarrollo en la región tras la resolución del conflicto, los intentos de los armenios y de la diáspora armenia de promover su ideología reivindicativa con reivindicaciones de lo que se ha dado en llamar "genocidio" y consignas de "reconocimiento" de Karabaj terminarán por exacerbar aún más el actual estancamiento de Armenia, aislándola aún más en la región y en el mundo.
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