AZERTAC informa que el llamamiento enviado al Congreso, al Presidente y a los medios de comunicación locales dice que la declaración de alto el fuego firmada por Rusia, Azerbaiyán y Armenia el 10 de noviembre puso fin a la guerra de 44 días en la región de Karabaj de Azerbaiyán. De conformidad con el acuerdo, las tropas armenias deben retirarse de los distritos de Kalbadjar, Agdam y Lachín de Azerbaiyán. El plazo para la retirada del distrito de Kalbadjar, fijado originalmente para el 15 de noviembre, se amplió posteriormente por razones humanitarias hasta el 25 de noviembre. Sin embargo, en los últimos días, se publicaron imágenes horribles que testifican la política de las tropas armenias y otros grupos armados en la tierra quemada. A partir del 9 de noviembre, los armenios quemaron sistemáticamente todas las casas, desmantelaron las líneas eléctricas, cortaron miles de árboles, eliminaron todas las mascotas y se dispersaron visceras para propagar enfermedades virales, que en conjunto constituyen ecoterrorismo. Además, se ha informado de que unidades militares armenias están colocando cientos de miles de minas en los tres distritos para matar a los refugiados azerbaiyanos que regresan a sus tierras.
En el llamamiento también se afirma que los distritos de Lachín, Kalbadjar y Agdam son territorios internacionalmente reconocidos de Azerbaiyán ocupados por tropas armenias en 1992-1993. Cientos de miles de colonos azerbaiyanos se han visto obligados a abandonar esas zonas como resultado de la limpieza étnica. Las autoridades armenias habían intentado cuidadosamente reasentar a los armenios de la diáspora en esas zonas, violando así el artículo 49 del Convenio de Ginebra de 1949, que prohibía a la Potencia ocupante alterar artificialmente la situación demográfica a su favor. Las resoluciones 822 y 853 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenaron la ocupación de esos territorios azerbaiyanos y pidieron la retirada inmediata e incondicional de las fuerzas armenias de ocupación. Por último, tras la inacción de las Naciones Unidas, Azerbaiyán lanzó una contraofensiva para garantizar la aplicación de estas resoluciones, que Armenia había estado ignorando durante 27 años, concluye la declaración.
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