El debate en México también se verá impactado cuando otras entidades estadounidenses donde todavía la población se muestra reacia a esta tendencia, también cambie la percepción —como Texas y Arkansas, estados muy conservadores— "empujados por una tendencia que se extiende por EEUU", dice la autora. Mientras tanto, en México cada día se mata por traficar y se persigue por posesión de la hierba. Cabildeo en Washington El debate a favor de la producción, distribución y consumo de la marihuana no solo involucra a los consumidores, sino, como toda industria en EEUU, a los productores, dice la académica y periodista mexicana de investigación, corresponsal de varios medios en México, quien ha sido periodista en The Dallas Morning News y El Paso Times.
Esa industria emergente ya cuenta incluso con la experticia de un experto y cabildero en Washington para promover reglamentos para la producción legal de la marihuana. La National Cannabis Industry Association ha encumbrado al experto Michale Correia como su portavoz en los pasillos del poder legislativo y ejecutivo en Washington. Ahora mismo, el lobista debe estar preparando el portafolio para defender ante el Capitolio y la Casa Blanca los mandatos a favor de la marihuana conseguidos en las pasadas elecciones. "Correia dialoga en el Congreso con todos los representantes, para resolver la contradicción de un producto ilegal a nivel federal, que sigue siendo prohibido y objeto de persecución, frente a estados que la han ido legalizando en la urnas", explica la experta, quien ha podido conocer el trabajo del cabildero. Las controversias entre leyes federales y estaduales se reflejan en temas corporativos: "Los inversionistas de esa industria no tienen accesos al sistema bancario, no puede abrir cuentas en los grandes bancos, que temen dar servicios a una posible actividad ilegal federal", prosigue la experta.
Otro tema que se dirime entre autoridades y puede ayudar al debate en México es la política fiscal hacia una industria en proceso de legalización: los inversionistas exigen el derecho a deducir sus gastos de operación mediante impuestos justos, al menos en los estados donde cuenta con el voto a favor, porque resulta muy costosa. Como todo negocio, las fisuras del sistema se abren poco a poco: "Hay pequeños bancos locales que ya le están dando servicios financieros a esos empresarios de la cannabis y asumen el riesgo", explica la autora. Esos bancos quieren salir de las sombras, dejar de operar bajo el agua: "Quieren dejar de disfrazar sus servicios bancarios que todos saben en el gobierno".
Del amor y paz al negocio Los promotores ya no son los consumidores que enarbolaron el lema de Amor y Paz en los años del pacifismo y la revolución sexual de los años 1960, sino quienes han descubierto que es un factor industrial y de paz social. "La marihuana ha estado asociada culturalmente a movimientos pacifistas, libertarios y contraculturales de los sesenta y setenta, a la rebeldía hippie", explica la investigadora. Pero la puerta comenzó a abrirse en Colorado y en la propia California en 1996, con un debate sobre los usos medicinales de la planta enervante, pero recién en 2010 fue formulada la propuesta de legalizar su uso recreativo.
Aquel año, el estado vecino de México con 230 km de frontera, se quedó cerca de los votos necesarios pero perdió, aunque a nivel nacional las encuestas ahora indican que un 48 por de los estadounidenses consumen o han consumido marihuana. Era cuestión de tiempo, y esa fecha se cumplió, paradójicamente, cuando llega a la Casa Blanca Trump, un ultraconservador con discurso punitivo. El presidente saliente Barack Obama se percató de la contradicción de la industria cuando la marihuana se abría paso en las urnas e instruyó la redacción en 2009 de un memorándum.
El texto firmado por el viceprocurador federal James Cole fue dirigido a todos los fiscales de EEUU, con directrices relacionadas con las nuevas legislaciones en los estados donde el voto legalizaba la droga. El memo ratificado en 2011 y 2013 reglamenta que la marihuana no debe llegar a los menores, ni ser utilizada por la mafias del crimen, ni extenderse a estados donde el voto no le favorece, ni ser un encubrimiento de otras drogas prohibidas, ni ser cultivada en tierras federales. El documento enfatiza que esa industria autorizada no debe ser motivo para la violencia, el uso de armas, ni ser permitida para conductores de autos, ni generar otras consecuencias negativas en la salud pública. Los mismos temas que preocupan en México.
De esta manera, la herencia de la era Obama también deja una industria que sigue siendo rentable, a pesar de que el 70% de las ganancias van a las arcas federales como impuestos. Luego de las votaciones de la semana pasada, la presión para retirar las restricciones crecerá, pronostica Cárdenas. Trump dijo en sus discursos que estaba 100% a favor de la marihuana medicinal y que respetaría los estados donde el voto la favorece. Toda la incertidumbre ahora radica en saber quién será el encargado de la oficina del fiscal federal general, y cuál su política antidrogas.
La marihuana es la droga ilícita más popular en EEUU: 57% de los estadounidenses está a favor de su legalización, de acuerdo con sondeos del Centro de Investigación Pew. Y es un negocio en ascenso: en 2014 la industria fue valuada en 4.600 millones de dólares, de acurdo con la consultora Arcview, pero hace dos años un 90% procedía de ingresos por los usos medicinales. © FLICKR/ MARK Peña Nieto propone autorizar portación de hasta 28 gramos de marihuana en México En cambio, el uso recreativo podría dispararse en 2020 a 20.000 millones de dólares, y para entonces más de la mitad, un 53%, procedería del uso recreativo, como en las vecinas tierras californianas. Para México, la legalización en California representa que al lado vivirá una de la mayores economías del mundo con una industria de marihuana valuada en 6.400 millones para ese año.
Sputnik
Etiquetas: