Desnudos y maratones

  13 Noviembre 2016    Leído: 637
Desnudos y maratones
De Nueva York a París, de galería en galería. Un paseo por Chelsea. París bien vale una foto


El fin de semana previo a las elecciones estadounidenses, Nueva York estaba tomado, horror, por nosotros los extranjeros, y la mayoría —yo, no; Dios me libre del peligro del deporte—, en zapatillas. La culpa: el maratón. Se acercaba el día D y, sobre todo, la bomba T, pero los neoyorquinos, relajados, felices e ignorantes del futuro, disfrutaban de uno de los otoños más bellos del mundo. Restaurantes atestados de gente multicolor en todos los sentidos y galerías hasta los topes, y no solo de coleccionistas millonarios. En la Gagosian de Madison, entre el muy chic Café Boulud y el Sant Ambroeus de Nuestra Señora de Gossip Girl, gran exposición: Desnudos, de Modigliani a Currin. Eso sí que es tener fondo de armario (de galería) y no el de Coco Chanel.


Currin es un pintor que combina un detallado manierismo con temas femeninos de una provocativa inocencia. Un jet setter de la pintura, casado con la escultora Rachel Feinstein. Forman eso que los periodistas americanos adoran: una power couple, o dos perejiles de todas las salsas con un gran talento, unidos en santo matrimonio. Del Upper East Side a Chelsea no hay más que un paso, artísticamente hablando. El fotógrafo William Eggleston expone allí, en la galería David Zwirner, sus poéticas fotografías de una Norteamérica con mucho césped artificial y poco portero con galones. Esa que, ay, vota mayoritariamente a los magnates inmobiliarios.

Y de Chelsea a París hay todo un océano, pero William Eggleston lo salva cámara en mano. Su obra está presente en ambas ciudades, unidas por sendas estatuas de la Libertad y por un amor recíproco con el que no podrán ni los presidentes ni los atentados. Eggleston y todos los grandes de la fotografía —y los futuros grandes— están en Paris Photo, la feria de fotografía instalada en el Grand Palais de la capital francesa, hasta mañana.ElPais

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