Europa debería mirar a Asia si quiere controlar la segunda ola de la pandemia que empieza a parecer un nuevo tsunami. Un panel internacional de expertos en salud pública concluyen en la revista médica «The Lancet» que los países asiáticos reaccionaron y controlaron mejor el coronavirus porque tenían experiencia previa con otras epidemias y estaban mejor preparados que algunos países europeos, con sistemas de salud debilitados por la austeridad económica.
El estudio no establece ningún ranking de valoración. El informe se limita a señalar los aciertos y errores de nueve países desarrollados en la crisis sanitaria del Covid-19: cinco en Asia Pacífico (Hong Kong, Japón, Nueva Zelanda, Singapur y Corea del Sur) y cuatro en Europa (Alemania, Noruega, España y Reino Unido). Del análisis, se desprende una crítica velada a los países que tras las medidas más duras de confinamiento quisieron volver a una normalidad anterior a la pandemia para recuperar su economía. No se acusa directamente a ningún país, aunque las situaciones fallidas recuerdan mucho a las vividas en España y Reino Unido. Dos países con sistemas sanitarios, golpeados por la primera crisis, y cuyos gobiernos animaron a sus ciudadanos a reanudar su actividad tras el fin del estado de alarma, para recuperar el consumo.
Lo hicieron a pesar de que la Organización Mundial de la Salud había advertido de que un levantamiento prematuro de los confinamientos podría causar el resurgimiento de infecciones y causar un daño peor a la economía, recuerdan en el artículo de «The Lancet».
No se reforzaron los sistemas de vigilancia
«El levantamiento de las restricciones tenía que hacerse en paralelo a otros esfuerzos por fortalecer enormemente los sistemas de vigilancia y capacidades estratégicas necesarias en una epidemia de esta magnitud», explica Alberto García-Basteiro, epidemiólogo del Instituto de Salud Global de Barcelona y uno de los firmantes del informe. En su opinión, España o el Reino Unido podrían aprender mucho de los modelos de vigilancia epidemiológica implantados en Corea del Sur o Singapur. Ambos intensificaron los sistemas de rastreo y pruebas de diagnóstico que hacían desde el coche o en el supermercado para detectar casos que nunca se hubieran detectado.
La autora principal, Helena Legido-Quigley de la Universidad de Singapur apunta en la misma dirección: «El Covid-19 es una enfermedad grave que nos acompañará durante mucho tiempo. Cada vez somos más conscientes de que aliviar restricciones no significa volver a la normalidad anterior. Los gobiernos deben encontrar estrategias para prevenir el rápido crecimiento de las infecciones de forma sostenible y aceptable durante muchos meses». Los dos epidemiólogos forman parte también del grupo de veinte científicos españoles que pidieron el pasado mes de agosto una auditoría de la gestión de la crisis en España. Una auditoría por científicos independientes que el Gobierno y las comunidades aún no han planificado.
El artículo termina con un llamamiento urgente a reaccionar y aprender de los errores: aún hay tiempo para aprender de los errores y los aciertos de otros países. Los resultados son tan dispares por países que existe una «necesidad urgente» para identificar principios comunes que los gobiernos puedan seguir para proteger a su población y economía.
abc
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