"Esta 'investidura' contradice directamente la voluntad de gran parte de la población bielorrusa, expresada en unas protestas multitudinarias, pacíficas y sin precedentes después de las elecciones, y solo sirve para profundizar aún más la crisis política en Bielorrusia", manifestó en nombre de los Veintisiete el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell.
La declaración reafirma que "las elecciones presidenciales del 9 de agosto en Bielorrusia no fueron libres ni justas" y que "La Unión Europea no reconoce sus resultados falsificados".
"Estamos impresionados y conmovidos por la valentía del pueblo bielorruso que sigue manifestándose pacíficamente por la democracia y sus derechos fundamentales a pesar de la brutal represión de las autoridades bielorrusas. Nos solidarizamos con ellos y apoyamos plenamente su derecho democrático a elegir a su presidente mediante nuevas elecciones libres y justas bajo la supervisión de la OSCE/OIDDH", resalta el documento.
Los Veintisiete instan a las autoridades bielorrusas a cesar de inmediato cualquier represión y violencia contra los manifestantes y liberar inmediata e incondicionalmente a todos los detenidos, incluidos los presos políticos.
Para la Unión Europea, un diálogo nacional inclusivo y las nuevas elecciones democráticas "son el único camino a seguir para encontrar una salida a la grave crisis política en Bielorrusia".
"A la luz de la situación actual, la UE está revisando sus relaciones con Bielorrusia", concluye la declaración.
Alexandr Lukashenko juramentó el 23 de septiembre como presidente de Bielorrusia durante una ceremonia solemne que no fue anunciada con antelación.
Tras la investidura de Lukashenko, el llamado Consejo de Coordinación que aglutina a sectores amplios de la oposición bielorrusa, convocó a una protesta indefinida.
Lukashenko se impuso en las elecciones presidenciales del 9 de agosto al conseguir más de 80,1% de los votos.
La oposición denunció numerosas irregularidades electorales y exigió una repetición de los comicios, opción que Lukashenko descartó.
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