La Unión Europea sigue sin ponerse de acuerdo en imponer sanciones a los dirigentes implicados en la falsificación de las elecciones presidenciales del 9 de agosto en Bielorrusia y en los actos de represión y la violencia desatada en las últimas siete semanas. Pese a los llamamientos este lunes de la opositora Svetlana Thikanóvskaya a la UE para que actúe con valentía frente al régimen de Alexandr Lukashenko, que presume de haber sido reelegido con el 80% de los votos, los ministros de exteriores no han sido capaces de lograr la unanimidad necesaria. "Es un hecho evidente que nos falta Chipre para lograr la unanimidad", ha admitido el alto responsable de la política exterior y de seguridad común europea, Josep Borrell.
Todas las decisiones en materia de sanciones requieren la unanimidad de los 27 y el Gobierno de Nicosia sigue vinculando la aprobación del castigo a Bielorrusia con la imposición del mismo castigo a Turquía por las prospecciones de gas en el mediterráneo oriental. "No culpo a Chipre" pero "no podemos tomar la decisión porque hay un país que no es parte del consenso" y "es una cuestión que deberá resolver el Consejo Europeo", ha explicado Borell al término de la reunión de ministros de exteriores sobre la cumbre extraordinaria de líderes de la UE que volverá a examinar una cuestión clave, según el socialista español, para la credibilidad europea.
"Haré todo lo posible para que las sanciones sean adoptadas en el próximo consejo de ministros exteriores. Es un compromiso personal porque entiendo que depende mucho la credibilidad de la UE (....) Si no somos capaces de hacerlo (sanciones), nuestra credibilidad estará en juego", ha alertado insistiendo en que la UE no reconoce la legitimidad de Lukashenko porque las elecciones presidenciales fueron falsificadas.
"Todos los mensajes que la UE está enviando a Bielorrusia son muy claros: rechazo a la violencia sobre la ciudadanía, que cesen las detenciones arbitrarias, llamada al dialogo entre el gobierno y la oposición y no reconocimiento de las elecciones", ha resumido la ministra española Arancha González-Laya que ha reconocido que sobre la mesa está la posibilidad de sancionar al propio Lukashenko.
Tikhanóvscaya en Bruselas
El debate ha coincidido con la presencia en Bruselas de una de las dirigentes de la oposición bielorrusa, Svetlana Tikhanóvscaya, cuya petición de "valentía" a la UE, a tenor del resultado del Consejo, no ha sido escuchada. "Pedimos a toda la sociedad internacional que no acepte la legitimidad de Lukashenko porque no es legítimo a ojos de los bielorrusos. Nos ha robado el voto en estas elecciones. Solo con el apoyo de la sociedad internacional podremos ganar nuestra lucha por una Bielorrusia democrática", ha explicado desde la Eurocámara donde se ha reunido con su presidente, David Sassoli, y eurodiputados. Tikhanóvscaya también ha mantenido un desayuno de trabajo con los ministros de exteriores ante quienes ha reivindicado la vía del castigo como modo de presión para obligar al dirigente bielorruso a sentarse en una mesa de diálogo que rechaza.
"La mayoría de los ciudadanos de Bielorrusia llevan luchando, cada día, desde hace 45 días, por su libertad, por un nuevo futuro y contra las elecciones falsificadas que tuvimos el 9 de agosto", ha explicado la dirigente bielorrusa sobre las siete semanas de protestas pacíficas que se han saldado con detenciones masivas y represión por parte del régimen de Lukashenko. A él, el presidente Sassoli le ha urgido a liberar de forma inmediata a todas las personas detenidas y a comprometerse en un diálogo con el Consejo de coordinación y los representantes del pueblo bielorruso. "La situación actual es inaceptable", ha denunciado.
elperiodico
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