Uruguay ha sido un ejemplo en el mundo por su gestión en la lucha contra la pandemia del Covid-19. El Gobierno de este país hispanoamericano, que preside Alberto Lacalle Pou, ha aplicado una receta basada en la austeridad, que ha contado con la complicidad y la colaboración de los ciudadanos en el cumplimiento de las medidas de restricción de la movilidad.
El éxito de esta gestión ha sido el tema central del primer «Foro ABC España-Uruguay. Mirando al futuro», en colaboración con Cointer, que se celebró ayer, de manera telemática, contando con la presencia del presidente del país, en directo desde la residencia presidencial.
Lacalle Pou desgranó las medidas que ha puesto en marcha, en una conversación con el director de ABC, Julián Quirós, así como con la coordinadora del Foro, Carmen de Carlos. Asimismo, ABC puso en contacto al presidente de Uruguay con el expresidente del Gobierno, Felipe González, y ambos entablaron un diálogo sobre las circunstancias tan especiales alrededor de las cuales gira ahora la política internacional.
Lacalle Pou no quiso hacer triunfalismo sobre su gestión y advirtió de que «el éxito es relativo. Nunca debemos compararnos con el resto del mundo y estamos con la guardia alta porque puede cambiar todo. No estoy contento porque cualquier situación que golpea a mi país, me pone en el lado de los que sufren».
«El bolsillo de los uruguayos no aguantaba más y el esfuerzo tenía que hacerlo el Estado», afirmó el presidente uruguayo
Precisamente para estar cerca de sus ciudadanos, de los más necesitados, Lacalle quiso que su Gobierno diera ejemplo para afrontar la crisis con «austeridad» y, partiendo de la premisa de que «el bolsillo de los uruguayos no aguantaba más y el esfuerzo tenía que hacerlo el Estado», apostó porque «los gobernantes predicaran con el ejemplo». Por ello, el Parlamento aprobó la bajada de salarios de los miembros del Gobierno y de los funcionarios con sueldos superiores a los 1.800 euros al mes.
En esta política de contención del gasto, el presidente de Uruguay no es partidario de aumentar los impuestos a los ciudadanos, ya que asegura que eso supondría «parar los motores de la economía en un futuro próximo. Nos basamos en la austeridad, en el cuidado de los fondos, en un gasto excepcional no muy abultado y en la bajada de los salarios, que ayudaban mucho a la confianza en un Gobierno comprometido con la crisis».
Confianza en el Gobierno
Esta austeridad ha derivado en una confianza de los uruguayos en su Gobierno, que ha antepuesto los intereses de sus país a la rentabilidad electoral de las medidas que se han aplicado. Lacalle Pou alerta de que «vivimos un momento en el mundo en el que muchos líderes actúan en base a su electorado interno, y no teniendo en cuenta el entorno internacional, y ello atenta contra la unidad del resto de los países». En este sentido, ha criticado a aquellos líderes que no saben interpretar «la soberanía del país, sino solo la de su electorado y no entienden su lugar en el mundo. La opinión que cuenta para ellos no es la de su país, sino la de su electorado».
«¿Qué puede hacer un gobernante? Apelar a los anclajes más básicos del individuo, y la libertad es uno de ellos. Los Gobiernos deben trasladar seguridad y confianza», concluyó el presidente Lacalle Pou
El presidente de Uruguay realizó una defensa cerrada del papel de sus ciudadanos en este éxito contra la Covid: «Si Uruguay tiene hoy un lugar importante en la lucha contra la pandemia, que lo ponen en una buena posición en el mundo, no es por el Gobierno, sino por los ciudadanos, y yo confío en ellos». Lacalle Pou insistió en que los uruguayos han sabido interpretar que su libertad individual está vinculada con el bien común: «Se trataba de un tema de libertad, que para los uruguayos es un bien preciado, y por eso el éxito ha sido suyo».
Finalmente, el presidente de Uruguay admitió que «lo único cierto en el mundo es que el futuro es muy incierto» y ante esta circunstancia se preguntó: «¿Qué puede hacer un gobernante?». Su respuesta fue muy clara: «Apelar a los anclajes más básicos del individuo, y la libertad es uno de ellos. Los Gobiernos deben trasladar seguridad y confianza».
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