A hurtadillas, con rastreador apagado y sin identificación. Así atracó un superpetrolero iraní este fin de semana en un puerto del oriente venezolano con un cargamento de 2 millones de barriles de gas condensado para producir combustible, confirmó la cancillería de Caracas.
El canciller, Jorge Arreaza, anunció este domingo por la noche que un buque iraní, llamado Honey, había atracado en el Terminal de Almacenamiento y Embarque de José, estado Anzoátegui, al noroeste de Venezuela, citando un mensaje emitido por el servicio online independiente de navegación marítima «Tanker Trackers», refiriéndose a la llegada del superpetrolero iraní tipo VLCC.
«Navegó hasta el país sin nombre para no ser identificado», dijo Arreaza, evadiendo las sanciones a las que está sometido tanto Irán como Venezuela.
«Lo más probable es que haya navegado por todo el sur de África dado que su transpondedor estaba apagado. El nombre y el número IMO se han pintado», reportó el referido servicio de Tanker Trackers por su cuenta de twitter.
La agencia Bloomberg también confirmó la llegada del buque iraní al terminal portuario de José, donde había comenzado a descargar los 2 millones de barriles de condensado de gas, proveniente del yacimiento iraní South Pars.
El gas condensado puede combinarse con los petróleos extrapesados de Venezuela y producir mezclas más ligeras.
El primer suministro de combustible iraní se produjo en mayo pasado cuando cinco cargueros petroleros con 1,5 millones de barriles arribaron bajo escolta militar de la fuerza armada bolivariana a Puerto Cabello en el terminal del Palito.
El segundo intento también desafiante para evadir las sanciones ocurrió en agosto cuando las autoridades de EE.UU. incautaron a cuatro buques petroleros, haciendo fracasar el envío.
El tercer intento es el actual que llega a Jose en Anzoátegui bajo características de clandestinidad e ilegalidad con GPS apagados para evadir las sanciones. El envío forma parte de tres buques que desviaron la ruta hacia el sur de Africa, bordeando el Cabo de la Buena Esperanza, en el Atlántico rumbo hacia Venezuela, digno de una película sobre piratería marítima moderna.
abc
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