La NASA está dispuesta a pagar a quien sea capaz de recolectar un puñado de rocas en la Luna. La agencia espacial ha lanzado este jueves una convocatoria dirigida a empresas privadas para la compra de piedras y regolito (el fino polvo gris que recubre la superficie lunar) extraídos de cualquier lugar de nuestro satélite natural durante los próximos cuatro años. El anuncio, que abre de par en par la puerta a la minería extraterrestre con fines comerciales, se ha presentado como un paso más en el programa Artemisa para establecer una presencia permanente en la Luna y quizás en Marte, donde será fundamental que los colonos sean capaces de explotar los recursos in situ.
«¡La NASA va a comprar suelo lunar a un proveedor comercial. Es hora de establecer la certeza regulatoria para extraer e intercambiar recursos espaciales!», ha escrito en un tuit su actual administrador, Jim Bridenstine. La iniciativa invita a empresas de todo el mundo, no solo estadounidenses, a presentar sus propuestas para recoger una «pequeña» muestra de material lunar. Una vez logrado, la compañía deberá proporcionar imágenes de las rocas junto con datos que identifiquen la ubicación dónde han sido extraídas. Entonces, transferirá su propiedad en exclusiva a la agencia espacial. El método de pago es el siguiente: la empresa recibirá el 10 por ciento en la adjudicación, otro 10 por ciento en el lanzamiento y el 80 por ciento restante al finalizar con éxito. La cuantía, por el momento, no ha sido revelada. La agencia determinará los métodos de recuperación de las rocas en una fecha posterior.
Cuando los astronautas, entre ellos al menos una mujer, vuelvan a la Luna en 2024, pisarán el polo sur del satélite, donde hay agua en forma de hielo, necesaria para la supervivencia de una futura base permanente. Allí se pondrán a prueba tecnologías que también podrían servir de entrada a Marte y otros mundos. Según explica Bridenstine en su blog, «aprovechar la participación comercial como parte de Artemisa mejorará nuestra capacidad para regresar a la Luna de manera segura, sostenible, innovadora y asequible».
Vacío legal
El proyecto no solo tiene implicaciones científicas. La minería extraterrestre puede ser un negocio de beneficios incalculables, pero sobre el que existe un gran vacío legal. En 2015, el Congreso de EE.UU. firmaba una normativa que permitía a sus ciudadanos y corporaciones aprovecharse de los recursos espaciales. A principios de este año, una orden ejecutiva del presidente Donald Trump iba en la misma línea y buscaba apoyo internacional. Y hace tan solo unos meses, la NASA presentaba los Acuerdos de Artemisa, un intento de regular la explotación sostenida de la Luna estableciendo «zonas seguras» de trabajo y una serie de normas comunes para todos los países.
Bridenstine considera que la publicación de esta solicitud a empresas comerciales es un «paso crítico», por lo que exigirá que todas las acciones al respecto se lleven a cabo «de manera transparente». En este sentido, señala que la nueva propuesta cumple plenamente con el Tratado del Espacio Exterior de 1967, que dice que ningún país puede reclamar soberanía alguna sobre la Luna u otros cuerpos celestes. El objetivo final, asegura, es «impulsar una nueva era de exploración y descubrimiento que beneficiará a toda la humanidad».
abc
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