El primer ministro británico, Boris Johnson, reapareció este miércoles en el Parlamento británico tras el receso del verano, en una sesión en la que, entre otras peticiones, hizo un llamamiento a los británicos a volver al trabajo, incluyendo a los diputados. El objetivo es reactivar la economía, que entró en recesión por primera vez en más de una década. No obstante, los parlamentarios decidieron mantener al menos hasta el próximo noviembre las sesiones mixtas, con algunos diputados físicamente en Westminster y otros presentes vía videollamada, como se ha hecho desde el inicio del confinamiento.
La reaparición de Johnson coincidió con el regreso a las aulas de los primeros estudiantes en Inglaterra (las clases ya habían empezado hace unas semanas en Escocia) y cuando queda poco para que el beneficio del «furlough», el plan de ayuda del gobierno para que los trabajadores suspendidos sigan cobrando al menos el 80% de su sueldo, llegue a su fin el próximo octubre, pese a la insistencia del líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, de que se prolongue durante más tiempo. A esta exigencia se unió Ian Blackford, líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP) en Westminster, quien advirtió que de no hacerlo, el Reino Unido se enfrenta a sufrir unos niveles de desempleo «vistos por última vez bajo el gobierno de Thatcher en la década de 1980».
Starmer acusó al premier de haberse inventado las soluciones a la crisis provocada por el coronavirus «sobre la marcha» y de cambiar de rumbo al menos en una docena de ocasiones en lo que calificó como un «verano perdido», pero Johnson se defendió justificando que los cambios son debido a la emergencia «sin precedentes» a la que se han tenido que enfrentar los gobiernos de todo el mundo.
Subida de impuestos
Las críticas al primer ministro llegan no solo desde la oposición, sino desde sus propias filas. En los últimos días la prensa local ha revelado que, según algunas filtraciones, antes de fin de año el Ejecutivo se propone poner en marcha un plan de subida de impuestos que permita pagar la factura de la crisis, algo a lo que varios diputados conservadores se oponen.
De momento, lo único en lo que parecen estar de acuerdo el gobierno y la oposición es en que la vuelta a las aulas es segura para los menores. De hecho, Starmer aseveró que sus propios hijos ya empezaron el colegio.
abc
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