Con todos los honores se marcha Ivan Rakitic del FC Barcelona para regresar a su club de origen, el Sevilla. Con los honores ganados en el campo (310 partidos, a un promedio de más de 50 por temporada, y 13 títulos) y fuera, por un comportamiento intachable al que también ha correspondido la entidad azulgrana: con la presencia de Josep Maria Bartomeu oficiando la despedida y posando con él con todos los trofeos sobre el césped del Camp Nou, en una rueda de prensa telemática y un vídeo de homenaje difundido en las redes. Un adiós muy distinto para la que es, de momento, la segunda baja de la plantilla después de la de Arthur.
Rakitic sabía desde hace más de un año, porque se lo anticipó Ernesto Valverde, que el Barça deseaba recortar su futuro, que en el contrato estaba escrito con fecha 30 de junio del 2021. El futbolista croata sobrevivió al mercado del verano anterior y al aviso de su entonces entrenador, y ha acabado siendo el séptimo en partidos jugados esta campaña. Ronald Koeman le repitió un provenir igual de gris y Rakitic, finalmente, decidió marcharse.
"Sentía que había llegado mi momento", exponía el futbolista croata, de 32 años. Seguramente también ha coincidido la firmeza del Sevilla por reforzar su plantilla ante la densa temporada que afronta, y las facilidades económicas que ha tenido para que se cerrara la operación: 1,5 millones pagará el Sevilla (más 9 en variables), que no es ni el 10% del precio que exigió en el 2014 (18 millones más 3 en variables).
Recuerdo a los ausentes
Rakitic ha repasado los seis de estancia en Barcelona en una hora. Se ha remontado a los inicios, recordando a los ausentes que le ayudaron a fichar por el Barça (Andoni Zubizarreta, Raúl Sanllehí), a los compañeros que le guiaron en sus primeros pasos ("Xavi y Andrés fueron muy importantes en ese primer año") y la Copa de Europa de Berlín, en la que marcó un gol, como uno de los momentos álgidos de su estancia. Al cabo de medio año, llegaba el Mundial de club, otro título muy especial para él.
"No ha habido mejor mañana que levantarme y saber que, después del café, cogía el coche e iba a entrenarme a la ciudad deportiva", confesaba. Una rutina que se ha terminado, y empezará otra en el Sevilla. Antigua y conocida. Tal vez se acabe también la de Leo Messi. Prevenido por saber que le preguntarían por el capitán, echó balones fuera del campo. "La primera y mejor opción siempre es el Barça. Luego cada jugador, ha de tomar su decisión", sostenía. La suya, después de un "análisis profundo", ha sido la de marcharse.
Y se va "muy orgulloso" de su trayectoria, "muy agradecido" por el trato recibido" y "muy contento" por los éxitos deportivos "en el mejor club del mundo". A pesar de una temporada lamentable, concluida con un peor 8-2 ante el Bayern. Entiende el internacional croata que el club debe realizar "una reflexión" sobre lo sucedido, aunque mencionaba que "los pequeños detalles, que a veces no nos ayudaron". Entre esos detalles estaba que "el Madrid ganó cuatro o cinco partidos de penalti o por 1-0"- que jugaron en contra de los intereses barcelonistas.
A pesar del bochorno final, un Rakitic que se confesó un tipo "humilde, muy normal", que quería trasmitir "cercanía" -se acordó en la despedida de Juan Carlos Unzué y del personal de Sant Joan Despí como el cocinero y los asistentes- trató de insuflar ánimos en la hinchada asegurando que la entidad no ha perdido prestigio.
"Todo los jugadores saben que el Barça es el club más grande del mundo y eso no va a cambiar por unas pequeñas decisiones. Lo que ha conseguido el club es que las temporadas se den por buenas según el número de títulos y eso es muy complicado, pero lo que significa el Barça en todo el mundo está por encima de todo y seguirá siendo así", dijo Rakitic, de vuelta a Sevilla.
elperiodico
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