Facebook no puede con la pandemia de coronavirus

  24 Agosto 2020    Leído: 1023
Facebook no puede con la pandemia de coronavirus

El 84% de las noticias falsas sobre el coronavirus burlan los filtros de seguridad de las redes sociales.

La pandemia ha multiplicado las manipulaciones informativas, las teorías conspiratorias, los contenidos intencionadamente descontextualizados y los embustes. Y Facebook ha contribuido a su dispersión, como demuestra un reciente estudio de la fundación estadounidense Avaaz. En él se sostiene que durante los últimos meses el algoritmo de esta red social ha estado promocionando la desinformación sobre la Covid-19.

El estudio, en el que la fundación destaca la enorme cantidad de información médica falsa que corre por la red social, se señala que 82 sitios web que comparten datos de este tipo han estado empleando Facebook para conseguir tráfico en sus propios dominios. Durante el último año, estas páginas, entre las que figuran sitios (supuestamente) de noticias habrían generado en total 3.800 millones de visitas procedentes de cinco países distintos (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania e Italia) gracias a su actividad en la plataforma. Solamente en el mes de abril, con el coronavirus en plena ebullición, Facebook permitió 460 millones de visitas a noticias de salud falsas.

Los rastreadores de Facebook trabajan activamente para evitarlo, pero las noticias falsas parecen propagarse con más rápidez que el propio virus. El pasado mayo la plataforma aseguró que etiquetaría y eliminaría todo el contenido falso y peligroso para la salud que estuviese relacionado con la pandemia. Asimismo, aseguró que todos aquellos usuarios que hubiesen interactuado con contenido de este tipo recibirían una notificación por parte de la red social y se les redirigiría a la página de bulos sobre la Covid-19 de la OMS.

98 millones de publicaciones erróneas
Hace tan solo una semana, la empresa publicó un comunicado explicando sus esfuerzos por contener la propagación de bulos. Durante los últimos meses, habían aplicado etiquetas de advertencia a 98 millones publicaciones erróneas sobre la Covid-19. Sin embargo, la red social reconocía recientemente que el hecho de que sus verificadores estén trabajando desde casa a causa de la situación sanitaria ha limitado también su actividad.

«El algoritmo de Facebook nunca ha sido capaz de localizar todo el contenido que no es fiable. Esto vuelve a poner en evidencia la importancia del control humano sobre las publicaciones por medio de verificadores. También hace falta una regulación que garantice que no se va a incurrir en censura. Los verificadores tienen un papel sumamente relevante cuyo trabajo puede ser facilitado por el algoritmo, que no es infalible, pero sí complementario», explica a ABC Ofelia Tejerina, presidenta de la asociación española Internautas y abogada especializada en temas digitales.

El algoritmo falla
El informe de Avaaz sostiene que solo el 16% de publicaciones con información médica falsa en Facebook fueron debidamente etiquetadas por la red social, mientras que el 84% restante fue capaz de pasar los filtros. Asimismo, pone sobre la palestra los problemas de la red social para garantizar que su algoritmo, el encargado de dirigir al usuario a contenido que sea de su interés, no promocione la desinformación dentro de la plataforma. Cabe recordar que el pasado 2018 Zuckerberg afirmó que los contenidos que compartiesen «fake news» serían fuertemente penalizados dentro de la plataforma.

Asimismo, hay que tener en cuenta que la desinformación generada en torno al virus ya ha costado vidas humanas. Según un estudio publicado este mes en «American Journal of Tropical Medicine and Hygine» las «fake news» han provocado la hospitalización de 5.800 personas y la muerte de 800 personas. A su vez, el algoritmo de Facebook, y las reticencias de la red social a perseguir con insistencia determinada información polémica, lleva años siendo motivo de crítica. Esta misma semana una investigación del Institute for Strategic Dialogue, organización dedicada a la lucha contra el extremismo en Reino Unido, afirmaba que el algoritmo de la red social promueve el contenido en el que se niega el Holocausto.

Instagram, twitter...
A pesar de esto, el problema de la desinformación no es algo exclusivo de Facebook. Sitios como Instagram o Twitter también han servido de megáfono para que negacionistas del virus puedan hacer llegar su mensaje a millares de personas. Así lo demuestra el importante papel que jugaron las redes como herramienta de convocatoria durante las manifestaciones desarrolladas en Estados Unidos el pasado abril para acabar con el confinamiento social en el país.

En el caso de España, la semana pasada el cantante Miguel Bosé llamaba a sus seguidores a participar en una manifestación contra las medidas implementadas por el Gobierno para frenar el avance del coronavirus. En otras publicaciones en el interior de esta plataforma, el artista ha calificado al virus como «bicho político» y ha promocionado recogidas de firmas para que la, presumible, futura vacuna para el coronavirus sea opcional.

Mensajes dañinos
Sobre la publicación de contenido de este tipo, fuentes de Twitter explican a ABC que «se está priorizando la eliminación de contenido sobre Covid-19 cuando incluye una llamada a la acción que potencialmente podría causar daño». Sin embargo, la red social sostiene que no se plantea tomar acciones de cumplimiento de sus reglas en cada tuit que contenga «información incompleta o en disputa sobre la pandemia». A medida que han ido desarrollando su tecnología para combatir etiquetar y eliminar los mensajes dañinos sobre el virus, algo que comenzó a hacer en mayo, los sistemas automatizados de la plataforma «han desafiado a más de 4,3 millones de cuentas que tenían como objetivo discusiones sobre el coronavirus con comportamientos de manipulación o spam».

Más allá de la proliferación de contenido engañoso sobre la pandemia, internet se ha convertido durante los últimos meses en un hervidero de ciberestafas y «hackeos». Los ciberdelincuentes se han adaptado rápido a la «nueva normalidad». En estos momentos ya hemos visto de todo; desde intentos de secuestro de hospitales -uno de los sectores más vulnerables debido a la interconexión de sus sistemas- y páginas maliciosas en las que, supuestamente, se ofrece información sobre la pandemia; hasta el intento de robo de datos personales y la proliferación de aplicaciones maliciosas que se hacen pasar por rastreadores del virus.

Ciberestafas
Según un estudio de la empresa de ciberseguridad Check Point, entre enero y abril aparecieron en la red 16.000 nuevos espacios relacionados con el virus. Desde finales de febrero, el número de páginas creció 10 veces respecto al tiempo anterior. De estos, según la compañía, el 0’8% (unos 93 sitios web) eran claramente maliciosos; mientras que existían sospechas sobre un 19% (más de 2.200 páginas). A pesar de que, con el tiempo, esta tendencia ha ido perdiendo fuerza, la pandemia sigue siendo empleada de forma activa para atacar a los usuarios. La misma compañía anunció hace apenas una semana que en julio se presenciaron cerca de 61.000 ataques relacionados con la Covid-19. Asimismo, apuntan que la búsqueda de una vacuna ha provocado que los criminales comiencen a emplearla como cebo para engañar a los usuarios.

Objetivo: desacreditar la vacuna
«Entre junio y julio se ha duplicado el número de nuevos dominios relacionados con la vacuna. La unión de todos estos elementos favorece a los cibercriminales a la hora de lanzar ciberestafas mediante correo electrónico que ofrecen información exclusiva sobre la vacuna, descuentos u ofertas especiales para ser el primero en tenerla. Todas estas comunicaciones suelen incluir un enlace malicioso que lleva a páginas web falsas donde los atacantes se hacen con los datos de los usuarios. En definitiva, los cibercriminales están aprovechando todas las fases de la pandemia como temática para lanzar sus campañas de ciberamenazas, por lo que ahora más que nunca es fundamental aumentar la protección en el mundo digital», explica a este periódico Mario García, director general de Check Point en España y Portugal.

Según recoge el informe, el 61% de las páginas que difunden bulos en torno a la salud no muestran ninguna inclinación política. Su principal objetivo suele ser el económico; ya sea gracias a la publicidad que generan o a los productos que, en ocasiones, ofertan en el interior de sus sitios web. Asimismo, suelen contar con espacios dentro de sus dominios en los que se descargan de cualquier responsabilidad y recomiendan al usuario que investigue por su cuenta y que, en caso de duda, entre en contacto con las autoridades sanitarias.

abc


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