Svetlana Tijanóvskaya, la adversaria del presidente Alexánder Lukashenko en unas elecciones amañadas que muy probablemente ganó ella, ha visto mermado su margen de maniobra desde que se exilió en Lituania por fuertes presiones del régimen. De hecho, la oposición ya no exige que se reconozca su victoria, sino que se repitan los comicios.
Aun así, Tijanóvskaya difundió este lunes desde Lituania un nuevo vídeo ofreciéndose para dirigir la transición en Bielorrusia. «Estoy dispuesta a asumir responsabilidades y a actuar en esta coyuntura en calidad de líder nacional, para que el país se calme, recobre su ritmo normal, para liberar a todos los presos políticos y preparar con brevedad la normativa y las condiciones para celebrar unas nuevas elecciones presidenciales auténticas, limpias, transparentes y que sean reconocidas sin ninguna traba por la comunidad internacional», declara. Así mismo, admite que nunca quiso ser política, pero, subraya, «el destino» la puso «en la primera línea de la confrontación con la arbitrariedad y la injusticia».
Dirigiéndose a sus seguidores, Tijanóvskaya señala en su misiva: «A ustedes, que creyeron en mí, y me dieron la fuerza, les admiro hoy por cada minuto de coraje demostrado». Aseguró que «hay que salir de este círculo sin fin en el que nos encontramos desde hace 26 años», cuando Lukashenko se hizo con el poder.
Candidata improvisada
Llegó a la campaña electoral de forma improvisada sin ninguna experiencia y, aunque al principio se mostró insegura y vacilante, poco a poco fue tomando aplomo. Sus dos intervenciones televisivas en los espacios concedidos a los candidatos, durante los que denunció sin ambages los vicios y las mentiras del régimen, fueron brillantes y despertaron grandes esperanzas de cambio. Pero pasó lo previsible, el autócrata jugó sucio y manipuló el escrutinio. Los datos oficiales de los comicios dieron la victoria a Lukashenko con el 80% de los votos y ella obtuvo el 10%. Pero, viendo la envergadura de las protestas, con más de 200.000 personas en la calle el domingo, nadie se cree los resultados.
Su esposo, Mijaíl Tijanovski, fue excluido como candidato y encarcelado en mayo. Por eso, ella se presentó a las elecciones en su lugar. Tijanóvskaya estuvo arropada por otras dos mujeres, Verónica Tsepkalo y María Kolésnikova. La primera, esposa de otro carismático opositor, Valeri Tsepkalo, antiguo embajador bielorruso en EE.UU., está también fuera del país junto con su marido, huido por temor a represalias. Salieron de Rusia con sus hijos la semana pasada en dirección a Ucrania y con la intención de llegar a Polonia.
abc
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