La inestabilidad derivada del impacto del Covid-19 sobre la economía y el despliegue del 5G están acelerando las operaciones planificadas por las telecos europeas en los últimos meses alrededor de las torres de telecomunicaciones. Vodafone anunciaba el pasado 24 de julio la salida a Bolsa de su filial de torres (Vantage Towers), que cuenta con 68.000 emplazamientos en ocho mercados europeos (incluida España), a principios del próximo año. Unas semanas antes, Telefónica se adelantaba y vendía 10.100 torres de su filial alemana a Telxius (coparticipada junto a KKR y Pontegadea) por 1.500 millones de euros. Por su parte, Orange informó en diciembre de su intención de desagregar toda su actividad relacionada con torres de telefonía móvil en Europa para agruparlas en «Tower Cos», que tiene 17.100 emplazamientos en Francia y 7.700 en España.
En paralelo, adquieren cada vez más protagonismo en el mercado europeo operadores de infraestructuras especializados como Cellnex, con sede en Barcelona y que opera en ocho mercados europeos (España, Italia, Países Bajos, Francia, Suiza, Reino Unido, Irlanda y Portugal) a través de 61.000 emplazamientos. La compañía, con fuerte presencia en su capital de la familia Benetton y de los fondos soberanos de Abu Dhabi y Singapur, cerró con éxito hace unos días su tercera ampliación de capital en menos dos años por un montante de 4.000 millones de euros y una demanda 46,3 veces superior a la oferta.
Pero, ¿cuál es el atractivo de este tipo de infraestructuras? Como explica Javier Arenzana, socio responsable de Telecomunicaciones de KPMG España, las telecos tienen dos motivaciones para externalizar estos activos: Por un lado, «tratan de racionalizar el gasto y la inversión ante el estrechamiento de márgenes comerciales y la necesidad de desplegar nuevas infraestructuras de muy alto coste (el 5G)». Por otro, intentan «aligerar deuda en el balance y hacer más visible el valor de esos activos para los analistas».
Todo ello en un mercado que, según estimaciones de Morgan Stanley, tuvo un retorno de un 40% de promedio en 2019 (el de Cellnex fue del 90%, por ejemplo). Al respecto, Arenzana comenta que para los fondos de inversión que están tomando posiciones en esta actividad -a través de su participación en los operadores de infraestructuras o de proyectos más pequeños como «Onivia» en España- «las empresas que adquieren estos activos son un vehículo de inversión con flujos de ingresos fiables y crecientes».
Este analista explica que, al ceder este tipo de infraestructuras, «las telecos se comprometen con un calendario de pagos plurianual», y el operador que adquiere el activo negocia «el despliegue de infraestructura adicional para uso del operador». En este sentido, Morgan Stanley estima una tasa de crecimiento anual compuesto del 9% en los próximos tres años en ingresos y ebitda a nivel global, aunque en Europa alcanzaría el 16,8% frente al 6,2% de EE.UU.
Todo ello, en pleno despliegue de 5G: Vodafone es la única que lo ofrece en España en la actualidad, Orange será a final de año y Telefónica también ultima su lanzamiento en los próximos meses. Solo en España, según estimaciones de representantes del sector como el CEO de Vodafone España Víctor Coimbra, el 5G representará una inversión de 5.000 millones de euros. El analista de KPMG denomina este fenómeno como «un nuevo ciclo de inversión con necesidades de capital muy significativas», ya que en el caso de las frecuencias más elevadas se requerirá «una densificación importante». Es decir, mayor número de antenas y mayores volúmenes de tráfico. Un ejemplo: la aparición del 5G en Corea del Sur incrementó el consumo mensual de datos de las 10 GB/mes hasta los 25-30 GB/mes .
«Tierra prometida»
Frente a un mercado más maduro como el estadounidense, donde el 95% de las 154.000 torres que se estima que hay en todo el país están en manos de operadores de infraestructuras independientes, en Europa solo el 20% estaría en manos de compañías como Cellnex, sobre un total estimado de 350.000 emplazamientos.
Al respecto, los analistas de Barclays estiman que el 60% de las torres de telecomunicaciones europeas todavía están en manos de los operadores tradicionales. «Hay una oportunidad para generar un valor adicional», concluyen.
abc
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