El islam radical, de distinta obediencia y subversivo, en muchos casos, ha crecido en Francia de manera espectacular derivando hacia un separatismo cultural y religioso que inquieta profundamente a las más altas jerarquías del Estado, comenzando por Emmanuel Macron.
Según las cifras oficiales del ministerio del Interior, filtradas al matutino conservador «Le Figaro», en Francia (67 millones de habitantes) existen hoyunos 100.000 musulmanes radicales, de dos grandes familias y sensibilidades: salafistas, partidarios de un islam «puro e integrista»; y miembros de la cofradía radical de los Hermanos musulmanes.
El 2005, los servicios de seguridad del Estado solo tenían fichados a unos 5.000 musulmanes radicales. Quince años más tarde, son unos 100.000. Un crecimiento espectacular con ramificaciones inesperadas.
Hace poco más de una década, el islam radical francés oscilaba entre la «piedad peligrosa» (título de una legendaria novela de Stefan Zweig) y la «vocación yihadista». Varios centenares de musulmanes franceses, y europeos, decidieron huir del país donde nacieron o crecieron para enrolarse en los grupúsculos terroristas islámicos de Oriente Medio. La «vocación yihadista» sigue estando presente en muchos jóvenes musulmanes franceses. Pero ha comenzado a crecer una nueva versión del islam radical, con vocación «separatista»: musulmanes piadosos que aspiran a imponer sus valores espirituales, que consideran superiores a los valores y leyes de Francia.
Emmanuel Macron comenzó a denunciar públicamente esa deriva radical el mes de febrero pasado, anunciando su ambición de iniciar la reconquista de los territorios de la República francesa amenazados por el «separatismo islamista». Seis meses más tarde, el confinamiento, la pandemia y la doble crisis sanitaria y económica / social, quizá han agravado el problema de fondo.
Jean Castex, primer ministro, anunció a primeros de julio una legislación especial, destinada a combatir la amenaza potencial del separatismo islamista. Emmanuel Macron ha decidido que será Gérald Darmanin, ministro del Interior, quién presente el próximo otoño el proyecto de Ley destinado a combatir legalmente esa amenaza de nuevo cuño.
Según las filtraciones del ministerio del Interior, cinco de los noventa y seis departamentos de la Francia metropolitana (sin contar los territorios y departamentos de ultramar, antiguas colonias), comienzan a ser víctimas de un crecimiento significativo del separatismo islamista, en pueblos y barrios periféricos donde ese separatismo religioso / cultural ha continuado ganando adeptos.
Históricamente, el islam francés (entre 5 y 6 millones de musulmanes de nacionalidad francesa) tenía un origen magrebí. La inmigración marroquí, argelina y tunecina trasladaba a Francia creencias y hábitos culturales. Durante el último quinquenio ha comenzado a crecer la influencia de Turquía, directa e indirecta, como en Alemania y otros países europeos: nuevos inmigrantes y voluntad política de Ankara de estar presente entre la diáspora turca, en toda Europa.
abc
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