Mientras Rusia celebra y negocia con otros países el lanzamiento de su vacuna contra el Covid-19, Estados Unidos aún desarrolla las pruebas en seres humanos, batalla con los precios de venta y las fechas en la que esta podría salir a la venta en el mercado local.
Pero además, la vacuna se convirtió en un tema político. A solo casi dos meses de las elecciones presidenciales, el presidente Donald Trump y su equipo, lograron un acuerdo con Moderna, uno de los laboratorios que desarrolló el medicamento, pero no logró que su lanzamiento en el mercado se adelante.
El peor temor entre los estadounidenses, no es que el medicamento sea lanzado hasta enero; sino el costo que este puede tener o lo accesible que puede ser. México y Argentina se adelantaron a informar que ambos desarrollarán la inyección para Latinoamérica a un costo de entre USD 4 y USD 20.
Sin embargo, en Estados Unidos, aunque Trump busca que se establezcan esos montos, representantes de Moderna, dijeron que las primeras pruebas del medicamento en personas, tuvieron un costo de entre USD 32 y USD 37, por dosis.
Unas horas después de anunciar el acuerdo entre el laboratorio y el Gobierno, la encargada de prensa de la empresa dijo que el precio límite, establecido en el convenio es de USD 20 por dosis. La intención de Trump de anunciar que la vacuna sería gratuita, en las semanas previas a las elecciones se disipó.
Este laboratorio y el alemán Pfizer, que también negoció con la Administración Trump la venta de producción y venta del medicamento, señalaron que cada paciente necesitará por lo menos dos dosis para curarse o inmunizarse.
“Estos precios podrían ser menores, si las compras son en grandes cantidades”, señaló el presidente de Moderna, Stephane Bancel. Según reportó la radio nacional NPR. Sin embargo, lo que sí se sabe en Estados Unidos es que, una vez aprobada la vacuna, el laboratorio entregará 100 millones de dosis para su distribución en el país.
El acuerdo alcanzado entre la Administración Trump y Moderna, por un valor de USD 1,525 mil millones, permite que el laboratorio fabrique las vacunas, mientras continúa realizando las pruebas en seres humanos y si la Administración Federal de Drogas y Alimentos (FDA) lo autoriza, podría administrarse a los estadounidenses sin costo.
Sin embargo, la vacuna no será del todo gratis. Los médicos, hospitales o clínicas estarán autorizados a cobrar por su administración. El secretario del Departamento de Salud, Alex Azar, dijo que “nunca antes se había desarrollado una vacuna que fuera de la fase 1 a la fase 3 de pruebas, en tan poco tiempo”.
Hasta la segunda semana de agosto, los casos de COVID-19 continúan al alza y las muertes rebasaron más de 160.000 víctimas. Esta semana, datos de Progress, muestran que el 72% de los electores en el país dijeron que votarán a favor del candidato que se comprometa a bajar los costos de los medicamentos en el país.
Además, otro 58% de votantes, dijo en la encuesta de Be a Hero, que votarán a favor del candidato que ofrezca liberar los costos de los medicamentos y el acceso a la salud. En junio, el Remdecivir, medicamento utilizado en el país para tratar a pacientes de coronavirus, fue lanzado al mercado a un costo de USD 3,120.
En búsqueda de voluntarios
Para desarrollar la vacuna, Moderna está trabajando con el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas. La fase ha costado hasta ahora más de USD 4.000.000 que provienen de fondos de estudios médicos.
Antes que finalice esta fase y que la vacuna sea aprobada por las autoridades de salud, las pruebas tienen que haberse realizado en al menos 30.000 personas. En Rusia, las pruebas se realizaron solo en 2.000 pacientes. La fase de tres, de pruebas en seres humanos, inició el 27 de julio.
Desde mediados de julio, es común escuchar en las radios locales anuncios en los que se buscan voluntarios para realizar las pruebas. El proceso para ser parte del experimento, en el que se busca, entre otras cosas, determinar los efectos secundarios y comprobar los efectos positivos de la inyección, no es complicado.
Las personas interesadas solo deben ingresar al sitio web del Centro de Prevención de Salud, del país, llenar un formulario y contestar un cuestionario en el que se aclara:
“Buscamos adultos residentes en Estados Unidos que quieran participar en estos estudios. Queremos crear una lista o registro de personas con las que podamos contar sobre estudios actuales o futuros… Se espera que un millón y medio de personas participen en este estudio de registro”.
El voluntario debe responder si está dispuesto a ser infectado con el virus, para que la enfermedad se desarrolle y además, estar dispuesto a ser expuesto al virus, en el caso que sea del grupo en el que se estudia la inmunización con la inyección.
Hasta finales de julio, al final de la fase dos, Moderna no había publicado los resultados de los hallazgos. Los voluntarios recibirán dos dosis, en el período de un mes; ni los médicos que realizan el estudio, ni los voluntarios sabrán quién es tratado con la vacuna.
anadolu
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