Luis Vargas trabajaba en los años 90 como obrero en Cigarros la Tabacalera Mexicana (Cigatam), una planta matriz en Ciudad de México. Ahí daba mantenimiento industrial a las bandas que transportaban el tabaco. Carlos Slim Helú, quien era el dueño de aquella empresa absorbida en 2007 por Philip Morris International, a menudo rompía con el estereotipo del típico empresario mexicano rodeado de escoltas e inmerso solamente en ambientes lujosos.
Vargas, al igual que otros trabajadores, fue testigo de cuando Slim hacía supervisiones o realizaba celebraciones de fechas importantes dentro de la planta, comía cualquier tipo de comida junto a ellos como cualquier otro empleado, se negaba a mantener alguna clase de jerarquía sobre ellos. Por lo general, las visitas eran “sigilosas”, dice Vargas, pues al magnate no le gustaban los grandes recibimientos.
“Recuerdo cuando le ofrecimos de comer unos tacos de chicharrón duro. Él dijo: ‘¡Qué rico, hace mucho no me como unos!’, después comió con nosotros y se limpió la boca con su corbata azul marino”, narra Luis a la Agencia Anadolu, quien dice que es uno de los recuerdos que jamás olvidará.
Luis Vargas recuerda a Slim Helú como el “mejor líder" y su trabajo el mejor que ha tenido en sus 43 años de vida. Por eso cuando Luis vio este miércoles en televisión que tanto los Gobiernos de México y Argentina, la Fundación Carlos Slim, la farmacéutica AstraZeneca, y la Universidad británica de Oxford, serían los fabricantes de una de las posibles vacunas contra la COVID-19, no le pareció raro. “Ve lo que otros no ven: el futuro. Él es visionario”, comenta.
Esto es lo último de un gran listado de acciones filantrópicas. Apenas este jueves, el vocero de la Fundación, Arturo Elías Ayub, dijo a la cadena el Financiero Bloomberg TV que cuando estaban negociando la vacuna, lo único que les decía Slim Helú era: “'Apúrense, apúrense, ya ciérrenlo'. La forma de pensar del ingeniero no fue un riesgo económico; fue la posibilidad de salvar cientos de miles de vidas en la región”.
"Participa un laboratorio en Argentina y en México, es decir, la cadena de producción es latinoamericana... En México se hace el terminado. Muy importante, el propósito de AstraZeneca, de la Fundación Slim, no es el lucro, sino que América Latina tenga acceso a la vacuna", confirmó este jueves en conferencia de prensa el canciller mexicano, Marcelo Ebrard.
Al respecto, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, dijo: “El aporte que hizo la Fundación Slim nos permitió acceder a la vacuna a un precio mucho más que razonable y eso es muy importante para América Latina. Se calcula que va a estar entre 3 ó 4 dólares la dosis”.
¿Quién es Slim Helú?
El ingeniero es formado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se volvió una figura visible desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y hasta la fecha sigue activo en el mundo público y privado. A diferencia de otros empresarios, quienes mantuvieron apoyo explícito a partidos o líderes políticos, Slim Helú se ha relacionado con todos los Gobiernos.
Templado y con humor ácido al hablar durante las conferencias de prensa, la fundación que hoy preside cubre programas filantrópicos en materia de educación, salud, empleo, migración, deportes, ayuda humanitaria, medio ambiente, justicia, cultura y desarrollo económico.
Hasta la fecha, según las propias estadísticas del consorcio, se han brindado 217.000 empleos directos y 500.000 indirectos en el país. “Siempre hubo beneficios hacia los trabajadores. Las personas de abajo sí le importan”, comenta Luis Vargas.
Por ejemplo, la Fundación Slim, creada en 1986, donó más de USD 112 millones para contribuir a reparar los daños ocasionados por los recientes sismos en el país, tanto para asistencia humanitaria, como para protección estructural al patrimonio cultural, construcción de viviendas, reconstrucción de mercados, así como la transformación y modernización de centros de salud y de educación.
Otro enfoque de la Fundación ha sido el trabajo conjunto con organizaciones internacionales ambientales. Se ha destacado la llamada Alianza WWF-Fundación Carlos Slim, que dedica programas de conservación en las seis principales regiones prioritarias del país, al noroeste y sureste mexicano. Una de las más importantes es el monitoreo y la protección del jaguar en el corredor biológico al sureste, en conexión con América Central.
También en asuntos de migración ha destinado fondos para programas de capacitación, en diversas ramas profesionales, a la comunidad latinoamericana que vive en Estados Unidos.
Ha apoyando a los latinos en la preparación de diferentes pruebas, como el examen de ciudadanía, la licencia de conducir y la aplicación al programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por su sigla en inglés).
Pero también la historia del magnate cuenta anécdotas casi novelescas. Como la edificación del Museo Soumaya, que alberga más de 60.000 piezas de arte, nombrada en honor a su esposa Soumaya Domit, fallecida en 1999. Este es uno de los museos más visitados de Ciudad de México por tener obras del pintor Salvador Dalí y del escultor Auguste Rodin.
Slim Helú, a sus 80 años, carga un historial de emprendimientos desde los años sesenta, con la embotelladora Jarritos; la cadena restaurantera Sanborns; la empresa Teléfonos de México (Telmex); la inmobiliaria Carso, cuyas filiales se han caracterizado por obtener contratos públicos de construcciones, entre ellas la del Tren Maya; uno de los megaproyectos estrella del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, entre otros.
Sin embargo, no todo ha sido emprendimientos color rosa, ya que comunidades nativas y etnias del sureste del país se han opuesto a los megaproyectos que las filiales de su consorcio han encabezado, principalmente los mineros e inmobiliarios. Por ejemplo, la férrea oposición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) contra el Gobierno de López Obrador y los empresarios que lo acompañan en el Tren Maya. Entre ellos Slim Helú, Alberto Bailléres y Ricardo Salinas Pliego.
Uno de los enfrentamientos que protagonizó en 2019 con el actual mandatario fue por la cancelación de las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, pues filiales del consorcio de Slim, varias veces cabeza de lista de los hombres más ricos de la revista Forbes, tenían contratos para realizar esta megaobra, estandarte del Gobierno de Enrique Peña Nieto durante el sexenio pasado.
anadolu
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