En el mercado se da por hecho que la Reserva Federal subirá tipos en su próxima reunión de diciembre, después de que esta semana los dejara inalterados a la espera del resultado de las elecciones del próximo martes. La consecuencia natural es una nueva revalorización del dólar, por lo que si se repite el patrón de los últimos años, se podría estar gestando un nuevo `huracán` en los mercados financieros. Una vez más, está en manos de la Reserva Federal y su presidenta Janet Yellen amortiguar una posible reacción adversa con una política más `blanda` de lo que se espera.
En este sentido Joachim Fels, director ejecutivo en Pimco, se pregunta: "¿Por qué ha reinado la calma en los mercados globales tras un primer trimestre muy volátil? La parada del dólar en su apreciación ha jugado un rol importante: ha ayudado a estabilizar el precio de las materias primas, ha terminado con la recesión del sector industrial en EEUU y ha suavizado los miedos sobre una depreciación agresiva del yuan chino y el exceso de deuda denominada en dólares en los mercados emergentes".
No obstante, este experto advierte de las peligrosas consecuencias de una mayor apreciación del dólar. Durante el mes de octubre el billete verde se ha apreciado un 3% frente a las divisas de las mayores parejas comerciales del país, como muestra el Dollar Index de la Reserva Federal. Si la apreciación del dólar continúa, podrían llegar nuevas turbulencias financieras derivadas de la `escasez de dólares` en algunas economías.
Algunos expertos hablan de escasez de dólares, no porque haya menos dólares en el mercado, sino porque la demanda de los mismos es superior. Todo el mundo quiere dólares y por tanto su precio sube (tipo de cambio), el billete verde se aprecia, algo que la esperada subida de tipos de interés amplifica.
Esta apreciación del dólar complica el compromiso de algunos países para mantener su divisa anclada a la cotización del billete verde, y podrían verse obligados a devaluar sus divisas. Ante esta posible devaluación, algunos agentes pueden optar por vender sus activos en dichas divisas y convertirlos en dólares. Si el miedo a una devaluación se extiende, esta operación se puede propagar rápidamente poniendo en problemas a los bancos centrales de los países que están en el punto de mira.
Estos bancos centrales podrían no contar con suficientes reservas para afrontar la demanda repentina de dólares, lo que a la postre obligaría a devaluar (dar menos dólares por cada unidad de divisa local) o a pedir líneas de crédito en dólares al extranjero, como explica Raghuram G. Rajan en un documento de 2004 titulado Dollar Shortages and Crises.
Carmen Reinhart, profesora de Finanzas Internacionales en la Universidad de Harvard, también advierte en Project Syndicate de que esta escasez de dólares está perturbando la economía de varios países. "Algunos países en África, Oriente Medio, Asia y América Latina están siendo golpeados por la caída de los precios de las materias primas".
Durante años de expansión gracias al auge del precio de las materias primas y por las exportaciones chinas, estos países acumularon niveles históricamente altos de reservas. Estos `tesoros` se han mantenido principalmente en activos denominados en dólares, especialmente títulos del Tesoro de EEUU, explica Reinhart.
Ahora que la marea de las materias primas ha bajado, algunos países están sufriendo la escasez de dólares por el fuerte incremento de su demanda. "Egipto, Nigeria, Irán, Angola, Uzbekistán y Sudán del Sur, entre otros. Esta escasez de dólares y divisas está desembocando en una escasez de bienes básicos, incluidos ciertos tipos de alimentos". Un país que se ha quedado sin divisas, probablemente sólo podrá tener acceso a los bienes que el propio país produzca, una especie de autarquía involuntaria.
Reinhart culmina su exposición destacando que "el Plan Marshall fue diseñado para aliviar la escasez de dólares en la Europa de posguerra. Hoy no se ve ningún equivalente en el horizonte". Sin embargo, esta situación podría suavizarse si la apreciación del dólar se detiene o incluso se revierte.
Como recuerda Fels, los ministros de Finanzas del G-20 y los banqueros centrales reconocieron el pasado mes de febrero que un dólar demasiado fuerte no es deseable ni positivo para la economía mundial, por lo que quizá la Reserva Federal continúe anunciando una subida de tipos que nunca llega.
Eleconomista.es
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