Nazi vs americano: ¿cuál era el soldado más letal y mejor armado durante la Segunda Guerra Mundial?

  13 Agosto 2020    Leído: 1481
  Nazi vs americano:   ¿cuál era el soldado más letal y mejor armado durante la Segunda Guerra Mundial?

Los alemanes contaban con ametralladoras versátiles y con una alta cadencia de fuego. Los estadounidenses, por su parte, tenían el M1 Garand y la Thompson, armas icónicas y efectivas.

No son todas las que se utilizaron a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, pero sí las más representativas. Armas como el Kar 98K o el fusil M1 Garand han conseguido posicionarse en nuestra mente gracias a las películas, a las instantáneas del conflicto y, en definitiva, a que fueron utilizadas en masa por la Alemania nazi y por los Estados Unidos. Como estas, los combatientes dispusieron de otras tantas para enfrentarse a sus enemigos. Los germanos, desde que invadieron Polonia en 1939; los norteamericanos, tras el ataque de Pearl Harbour en 1941. Hoy, repasamos las ‘herramientas’ básicas que cada uno de los soldados tuvo a su disposición para vencer.

Alemania (Wehrmacht)
1-Fusil Kar 98 K

El fusil «Mauser Karabiner 98 Kurz» fue el arma más famosa del ejército alemán durante toda la Segunda Guerra Mundial. También fue el fusil de cerrojo (es decir, que se amartillaba de forma manual mediante un mecanismo tras cada disparo) básico de la «Wehrmacht». Contaba con una recámara que podía albergar hasta cinco cartuchos y era famoso por su precisión. No obstante, su lenta velocidad de recarga y cadencia hacían que no fuera el arma idónea para enfrentarse a un enemigo con un fusil ametrallador (al menos en las distancias cortas).

El modelo K era una evolución de un fusil de la Primera Guerra Mundial, pero modificado para que fuera más corto (lo que lo convertía en idóneo para la guerra relámpago). Era, con todo, un arma construida a la alemana: eficiente y resistente. Destacó sobre todo por su precisión. De hecho, era la herramienta predilecta de los francotiradores germanos debido a que apenas había que implementar modificaciones en ella para que pudiera cubrir grandes distancias. Tenía un calibre de 7,92 mm, el mismo que otras tantas armas usadas por los alemanes (lo que lo hacía muy versátil y permitía reciclar su munición).

Estuvo en producción hasta el final de la contienda, cosa que sucedió con pocas armas. Pero no era para menos, pues muchos expertos han confirmado que ha sido el mejor fusil que se ha creado en la historia. La falta de liquidez y de materiales, no obstante, provocó que se elaborara con materiales cada vez más baratos y se omitieran determinados elementos accesorios como los enganches para las bayonetas.

Contaba con un cargador de 5 cartuchos, que podían ser disparados a una distancia máxima de 2.800 metros, aunque era efectivo a unos 750.

2-Fusil semiautomático G 43

El «Gewehr 43» fue una auténtica revolución dentro de las armas alemanas, ya que no era necesario accionar manualmente una palanca por cada disparo. Ofrecía una gran cadencia de fuego debido a que era semi automático; era alimentado por un cargador de 10 cartuchos y se podía amunicionar mediante peines.

La empresa «Walther» fue quien orquestó esta arma después de desbancar con sus diseños a la todopoderosa «Mauser». En principio, allá por los años 40, ideó el «Gewehr 41», demasiado pesado y sensible para el Frente Oriental, donde arribó por primera vez. Sin embargo, el hallazgo en la Unión Soviética de los fusiles semiautomáticos Tokarev permitió a la compañía implementar una serie de mejores que derivaron en la creación del «Gewehr 43». Meses después, se abarató su fabricación al incluir materiales tan curiosos como plásticos utilizados para elaborar muebles.

3-Subfusil MP 40

La «Maschinenpistole 40» era otra de las armas básicas del soldado alemán. Era un subfusil con gran cadencia de fuego que disparaba hasta 600 balas por minuto, pero contaba a sus espaldas metálicas con una ingente cantidad de contratiempos.

Para empezar, no era nada precisa. Además, su estriado interior solía dañarse con las balas de punta de plomo, fabricadas en Alemania cuando la escasez de hierro se convirtió en un verdadero problema. Eso redujo todavía más su capacidad de impactar en el blanco. En la práctica se podía dar el caso de que, aunque los militares apuntaran a la barriga del enemigo, el primer tiro fuera al pie y el segundo a la cabeza.

La MP-40 estaba basada en el diseño de una versión anterior, la MP-38, un arma que fue sustituida para abaratar costes. Y esa sí fue una de sus grandes bondades: su reducido precio. A su vez, otorgaba una considerable cadencia de fuego, su culata plegable la hacía fácil de transportar y estaba elaborada en parte con plástico (algo revolucionario entonces). La idea de un arma «low cost» se redondeaba con los cartuchos de 9 mm, que eran más económicos. Todo ello hizo que, al final de la Segunda Guerra Mundial, se produjeran un millón de ellas.

Es curioso que los Aliados se refirieran a ella como la «Schmeisser», cuando este ingeniero no colaboró en su diseño.

4-STG 44

La «Maschinenpistole 44» fue un arma revolucionaria para la época. Considerada por muchos como la precursora de los fusiles de asalto modernos, destacaba porque podía disparar en tiro automático y semiautomático. A su vez, tenía una gran cadencia de fuego y un considerable alcance (aunque no tanto como el Kar). En la práctica, era idóneo para combatir en campo abierto, algo que no permitía su hermana pequeña, la MP-40. Se probó por primera vez en Rusia y su uso fue determinante. Después de la guerra, de hecho, se siguió utilizando en los países del Este.

5-Ametralladora MG 34

La ametralladora «Maschinengewehr 34» fue toda una revolución para la infantería alemana de la Segunda Guerra Mundial, pues permitió a los soldados disponer de una ametralladora que podía ser utilizada tanto para acompañar a unidades de forma ligera, como para ofrecer fuego apoyada desde un trípode o un bípode. Con un peso de más de 10 kilos, era relativamente ligera para la época.

Fue puntera. Cuando salió de las fábricas, el resto de ejércitos contaba todavía con ametralladoras de la Primera Guerra Mundial. Valgan como ejemplo las Maxim soviéticas, obsoletas, pero utilizadas durante una buena parte del conflicto. En la práctica, Alemania revolucionó la contienda con ellas.

Disparaba entre 800 y 1.000 cartuchos por minuto dependiendo del cañón. Su mayor problema radicaba en que era muy cara de fabricar, por lo que, en el año 1942, se ideó la MG-42, mucho más económica.

6-Ametralladora MG 42

La «Maschinengewehr 42» fue conocida como la «segadora» del ejército nazi. Nació como una evolución de la MG-34 debido a su alto coste de producción y, como demostró en múltiples casos, significó todo un avance con respecto a su antecesora. Disparaba nada menos que de 1.200 a 1.800 cartuchos por minuto. Una muralla de munición ante la que los soldados aliados poco podían hacer.

Con todo, y como ninguna arma es perfecta, el alto número de disparos que hacía provocaba que su cañón se recalentara e, incluso, que su munición de 7,92 mm Mauser se acabara con celeridad. Pesaba diez kilos, más bien ligera para la Segunda Guerra Mundial.

La MG-42 fue el terror de los aliados por su capacidad para escupir balas. El sonido que hacía al ser disparada le granjeó un apodo a la altura del temor que imbuía: «motosierra». Sin embargo, autores como el historiador James Holland son partidarios de que su leyenda ha sido exagerada hasta la extenuación: «Su velocidad originaba varios problemas. Se calentaba mucho y sus cañones tendían a derretirse. Además, a diferencia de la Maxim soviética o de la Bren inglesa, no tenía ningún mecanismo que pudiese reducir las altas temperaturas». En todo caso, era muy superior a su equivalente norteamericana.

7-Granada modelo 24

La «Stielhandgranate Modelo 24» fue una de las granadas más reconocibles de la Segunda Guerra Mundial, aunque ya se había utilizado de forma previa en la Gran Guerra. El modelo final de la misma arribó a Alemania en 1924, aunque no estuvo exenta de modificaciones a lo largo de los años.

Más seguras que las norteamericanas, estaban ideadas para acabar con el enemigo mediante su potencia, al disponer su punta de una fina capa metálica que rodeaba al explosivo. Por el contrario, las estadounidenses buscaban esparcir metralla. A su favor contaban con un mango de madera que hacía que pudiesen ser lanzadas a grandes distancias (30-40 metros, por los 15-20 de los EE.UU.) y una buena capacidad para aturdir al contrario.

Estados Unidos
1-Fusil M1 Garand

El «Fusil Semiautomático M1 de Calibre 30» es una de las armas más conocidas del ejército norteamericano en lo que a la Segunda Guerra Mundial se refiere. Fue ideado en la década de 1930 por el ingeniero canadiense John Cancius Garand y no tardó en adquirir como sobrenombre el apellido de su creador. Para muchos militares como George Patton este no solo fue el mejor fusil de la contienda, sino el más efectivo de la historia conocida hasta entonces.

Opiniones exageradas aparte, este fusil fue el primero de repetición repartido de forma masiva en un ejército. Esta característica fue toda una revolución para la época, pues era la única arma de dotación básica que, para hacer fuego, no tenía que ser amartillada tras cada disparo (cosa que sí sucedía en Gran Bretaña, Alemania y la U.R.S.S. con los Lee-Enfield, Kar 98 y Mosin-Nagant respectivamente).

A pesar de que el ejército adquirió este fusil en 1936, los militares no dispusieron de él hasta bien entrada la guerra debido a dificultades de producción entre Winchester y Springfield, las dos casas encargadas de elaborarlo. A estos problemas se sumó la reticencia de algunos mandos específicos a asumirlo para sus tropas y jubilar el viejo M1903 de la Primera Guerra Mundial (de cerrojo). Sin embargo, cuando lo vieron en acción, los oficiales no pudieron resistirse a sus encantos.

2-Carabina M1

La Carabina M1 fue ideada entre 1930 y 1940 con el objetivo de dotar a determinados soldados del ejército estadounidense de un arma ligera que se encontrara a medio camino entre un fusil y un subfusil. El objetivo era que unidades como los paracaidistas, los militares que portaban un bazuca o los ingenieros (entre otros) pudieran disponer de un elemento de defensa con más precisión que una pistola y de menor peso que un M1 Garand.

Así nació esta carabina que, con menos de tres kilos y un reducido tamaño, acompañaba a todos aquellos soldados. Disparaba munición de calibre 30, al igual que su hermano mayor, pero los cartuchos no contaban con el mismo diámetro, por lo que era imposible que una bala fuera compatible entre las dos armas. Avanzada la guerra se ideó el modelo M1A1, una evolución que, en lugar de contar con culata de madera, la tenía retráctil para que los paracaidistas pudieran portarla de una forma más sencilla.

La carabina M1 era utilizada también por los oficiales, que la preferían por una sencilla razón… su escaso peso y lo fácil que era limpiarla. Estos solían quedarse en retaguardia y disparaban poco, por lo que preferían llevar algo ligero, y no un fusil que les terminara destrozando la espalda como el Garand.

3-Subfusil Thompson

Además del M1 Garand, si hay otra arma que se ha ganado un hueco en la Historia gracias a la factoría Hollywood, esa es el subfusil Thompson. Conocida como «Tommy» o «Máquina de escribir» (debido al sonido que hacía al disparar), esta arma fue ideada en Norteamérica por un general estadounidense cuyo apellido terminó bautizándola. Podía usar cargadores de 20 o 30 cartuchos del calibre 45 y, en contra de lo que parece en las películas, era bastante aparatosa y pesada.

Se utilizó relativamente poco y no tenía que ser portada necesariamente por un oficial. Además, no fue ideada para apuntar y disparar ráfagas a enemigos lejanos, sino para limpiar trincheras y descargar andanadas sobre una masa de enemigos.

4-Fusil automático Browning

El «Browning Automatic Rifle» (a menudo conocido como BAR por sus siglas en inglés) nació de manos del ingeniero John Browning en 1917. En principio, fue ideado para servir de apoyo a las unidades de infantería, ya fuera disparando desde el hombro o, en su defecto, desde la cadera. Sin embargo, al entrar tarde en servicio sólo fue utilizado en el final de la Primera Guerra Mundial, tras la cual comenzó su desarrollo.

Hubo que esperar hasta 1939 para que el BAR viviera su mayor fama cundo empezó a producirse en Estados Unidos su versión definitiva: el M1918A2. Además de las mejoras en los diferentes mecanismos y en el peso, el modelo podía incluir también un bípode con el que el soldado hacía fuego constante sobre el enemigo de una forma más cómoda. Después, acompañó a los estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial, aunque no era demasiado querida, pues era pesada y difícil de controlar.

5-Ametralladora Browning M1919

Además del apoyo ligero que podía ofrecer el BAR, los soldados también podían contar con el fuego de las Browning M1919 (conocidas a nivel técnico con el nombre de «Machine Gun 30 H.B. M1919A4»). Estas ametralladoras se disparaban con la ayuda de un trípode modelo M2 y podían lanzar rachas de 60 balas por minuto durante una media hora.

Con todo, no llegaba al nivel de las MG34 o las MG42 alemanas. Su peso (14 kilos) superaba a sus competidoras (con 11 y 10 kilos). Era alimentada por cintas de 250 cartuchos que iban introducidas en una caja metálica. La idea era que, con levantar la tapa del recipiente, fuera suficiente para cargar la ametralladora y no fuera necesario sacar todas las balas.

6-Granadas de fragmentación MKII

El explosivo de mano más utilizado por los soldados estadounidenses era la granada tipo MKII, más conocida como «piña» por su peculiar forma. Eran mucho más efectivas que las alemanas, pues causaban daño en 360 grados (algo que no sucedía con las nazis). Cuando la carcasa explotaba, lo hacía causando estragos y repartiendo metralla, además era más letal que sus homólogas. Los combatientes solían llevar, como mínimo, dos entre su equipo básico.

abc


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