En un discurso dirigido a sus simpatizantes, Trump trató de mostrar a su rival como un radical y una amenaza no sólo para la gente de fe sino también para quienes apoyan la Segunda Enmienda, que defiende el derecho a portar armas.
«Quitarte las armas, quitarte la Segunda Enmienda. No religión, no nada», dijo el presidente en el aeropuerto de Cleveland, Ohio, de pie enfrente de un podio con el sello presidencial. «Dañar la Biblia. Dañar a Dios. Él está en contra de Dios. Él está en contra de las armas. Él está en contra de la energía».
La acusación de Trump es un ataque muy inusual en una campaña presidencial estadounidense, en la que por regla general lo asuntos de la fe de los individuos se mantiene en un respetuoso lugar fuera del alcance del debate político.
La campaña del exvicepresidente respondió diciendo que «la fe de Biden es el meollo de lo que él es». «(Biden ha) vivido con dignidad toda su vida, y ha sido una fuente de fortaleza y consuelo en tiempos extremadamente difíciles», dijo Andrew Bates, portavoz de la campaña del candidato demócrata.
El exvicepresidente ha hablado muchas veces sobre la importancia de la fe en su vida, especialmente para sobrellevar la muerte de su esposa e hija en un accidente de coche, así como la muerte de su hijo de un cáncer en el cerebro. Joe Biden muchas veces lleva el rosario de su hijo en la muñeca. Donald Trump, por su parte, fue ampliamente criticado por líderes religiosos en junio, cuando dispersó con gases lacrimógenos y balas de goma a manifestantes que protestaban pacíficamente afuera de la Casa Blanca y luego pasó caminando para ir a una iglesia cercana y posar afuera del templo con una Biblia en la mano.
abc
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