Hasta que el próximo octubre comience la campaña de control y reducción de la plaga de cotorras argentinas y de Kramer, la proliferación de nidos de grandes dimensiones donde se agrupan sigue siendo un problema para los viandantes. Sólo en 2019, el Ayuntamiento de Madrid ha tenido que retirar más de 200 de estas construcciones de grandes dimensiones para evitar riesgos mayores, según los datos proporcionados a ABC por parte del Área de Medio Ambiente y Movilidad.
La supresión de estas enormes comunidades de cotorras es, apuntan las mismas fuentes, «un trabajo costosísimo y lento». «Hay nidos de cientos de kilos de peso a 15, 20 o más metros del suelo», indican. Las dimensiones desmesuradas de algunos de ellos implican que los operarios, incluso, tengan que destinar una jornada entera a su eliminación.
En este caso, la operación fue algo más sencilla, ya que sólo se alargó unas dos horas. Los dos operarios lanzaron una soga a las ramas donde se sujetaba para lograr doblegar el nido y derribarlo. Ya en el suelo, acordonaron el nido hasta que los trabajadores de limpieza se llevaran el desecho.
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