«Lo ideal, desde el punto de vista respiratorio, es que cada hora, o incluso cada 45 minutos, se haga un pequeño descanso de cinco o diez minutos, retirando la mascarilla, y si es posible descansar entre 30 y 60 minutos después de una jornada de cuatro o cinco horas de mascarilla», ha explicado en un comunicado Gustavo de Luiz, jefe del servicio de Neumología de Vithas Xanit Internacional, de gestión privada.

Este especialista ha añadido que, «pese a esto, el descanso solo se puede realizar si no se incumple en ningún momento la normativa del uso de la mascarilla».

Ha recordado que «una mascarilla no reutilizable no debe ser usada más de cuatro horas y debe ser cambiada incluso antes si está húmeda o deteriorada» y que se debe guardar la mascarilla en un sitio adecuado y libre de gérmenes durante el tiempo en que se haga un descanso de ella.

Hongos y bacterias si no se cambia
«La mayoría de las personas se la dejan puesta en el cuello, o en la muñeca, cosa que está desaconsejada porque puede entrar en contacto con una superficie contaminada, pero también tenemos que evitar depositarla en la mesa de trabajo o en una mesa de restaurante mientras que estamos comiendo o meterla en el bolsillo», ha detallado.

De Luiz recalca también la necesidad de prestar atención al tiempo que se usa la misma mascarilla, porque además de perder efectividad, el uso prolongado sin haber sido cambiada puede provoca r también enfermedades en la piel, generación de hongos o bacterias».

«En el caso de las mascarillas quirúrgicas, éstas tienen que ser desechadas después de un uso continuado de cuatro horas; con las higiénicas hay que seguir las recomendaciones del fabricante, que suele especificar el tiempo durante el cual es efectiva, pero independientemente de ello, tienen que ser lavadas a diario y en el caso de tener filtros, deben de ser sustituidos todos los días», apunta.

abc

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