Las autoridades de Singapur obligarán a partir del 11 de agosto a los viajeros provenientes de ciertos países, incluidos ciudadanos y residentes singapurenses, a usar un dispositivo de monitoreo electrónico para garantizar que cumplen con las cuarentenas impuestas para frenar la propagación del coronavirus, a medida que la ciudad-estado reabre gradualmente sus fronteras.
Cuando lleguen a casa, los destinatarios deberán encender los dispositivos, a través de los cuales recibirán notificaciones. Por su parte, las autoridades recibirán una alerta si el portador se va de casa o intenta manipular el dispositivo, recoge Reuters.
Las autoridades no han proporcionado detalles sobre el aspecto del dispositivo, pero aseguraron en un comunicado que no almacenará ningún dato personal y que no tiene ninguna función de grabación de voz o video. También precisaron que los niños de 12 años o menores no tendrán que usar los dispositivos.
Medidas similares con pulseras electrónicas se han utilizado para rastrear los movimientos de las personas durante la cuarentena en Hong Kong (China) y Corea del Sur.
Singapur, que ya ha registrado más de 53.000 casos de coronavirus, impone castigos severos por incumplimiento de sus reglas de cuarentena y distanciamiento social, con multas de casi 7.300 dólares o encarcelamiento por seis meses.
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