¡Sobrevive el Sporting! Quejas por la `combatividad` del Villarreal

  16 Mayo 2016    Leído: 707
¡Sobrevive el Sporting! Quejas por la `combatividad` del Villarreal
Con un minuto de diferencia. A las 21.17, en Gijón, miles de personas sepultaban el césped del viejo Molinón mientras los jugadores del Villarreal se marchaban como habían venido, con pocas ganas de jugar un partido donde ni les iba ni les venía nada. Sesenta segundos después, a las 21.18, los futbolistas del Getafe hincaban las rodillas en el suelo para lamentar que, 12 años después de lograrla por primera vez, abandona la Primera División. Tras ellos, el Rayo, sentenciado desde Anoeta, cumplía ante el Levante para nada. El drama duró hora y media de fútbol más un descanso pequeño, apenas un suspiro, una vida sin embargo para los tres equipos que ayer resolvieron lo más dramático del fútbol.

Resultó difícil jugar este último episodio para todos, pero especialmente para los futbolistas del Rayo, enfocados desde que EL MUNDO publicó que la Liga de Fútbol Profesional (LFP) investiga si algunos de ellos se dejaron perder contra la Real Sociedad. Ayer, con cuatro cambios respecto a la semana pasada, ganó al Levante, pero nunca estuvo en Primera División porque arrancó la tarde en descenso y nunca salió. No lo hizo porque en El Molinón el Sporting se adelantó muy pronto, tanto como en el minuto siete con el gol de Jony, de largo su mejor jugador de la temporada, aprovechando un arranque, cómo decirlo... tranquilo del Villarreal. Ajeno a la tensión del rival, el equipo de Marcelino, que tardó un cuarto de hora en salir del banquillo, no fue rival para el ímpetu del Sporting de Gijón.

Una fiesta en El Molinón

«¡Musho Beti, musho Beti eh, eh!», se escuchaba en la grada asturiana, llena a reventar, 27.000 personas, y de ellas más de 26.999 con la radio puesta en la oreja, con el pinganillo, con lo que fuera. Todos pendientes de lo que ocurría en el Benito Villamarín, cuya grada celebró el gol del Sporting como si fuera suyo. Y lo que ocurrió en ese estadio -curiosamente donde el Sporting ascendió el año pasado a última hora- fue que marcó el Betis después de que el árbitro no observase como penalti una mano de Pereira. Y cuando marcó el Betis, El Molinón se vino abajo y comenzaron las carreras por la banda, el delirio y la locura, más todavía cuando un rato más tarde Gil Manzano sí pitó penalti cuando no lo era a favor del equipo de Juan Merino.

Ahí sí, ahí comenzó la fiesta en Gijón y se instaló el drama en Vallecas y en el Benito Villamarín, también en Getafe, la ciudad al sur de Madrid, la ciudad, Madrid, por cierto, que se queda de golpe sin dos equipos de Primera, aunque por ahí asoman en Segunda el Leganés y, un poco más atrás, el Alcorcón. «Hemos intentado respetar el espíritu de la competición», se limitó a decir Marcelino, que no habló sobre las palabras de Esnáider en la sala de prensa del Villamarín. «Estará contento Marcelino», dijo el técnico del Getafe, olvidando que si el Villarreal hubiera puntuado en El Molinón, el Rayo sería quien se hubiera salvado ayer, porque el propio Getafe no podía pensar en la salvación sin sumar salvo derrota de sus dos oponentes.

A esas horas nadie reparaba en Gijón en las palabras de Esnáider ni en las de nadie más que en las de los jugadores, rodeados por guardas de seguridad en una pequeña parcela de hierba, la única libre que dejaba la afición. Allí habló Abelardo, muy enfadado también cuando se le preguntó por la actitud del Villarreal. «Que con lo que tenemos aquí me hagas esta pregunta me parece lamentable. No te voy a contestar», respondió torciendo el gesto, acaso poniendo de manifiesto que ayer en Gijón sólo había espacio para la risa por permanecer en Primera División, en el caso del Sporting algo mucho más allá de lo deportivo. Seguir arriba supone para el equipo asturiano salvar el tipo. Son 20 millones más por televisión. Justo lo que pierden Rayo y Getafe.

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