La estimación del coste del Ejecutivo es de 7,5 millones de euros; la oposición lo ha bautizado como el «Gobierno del gasto». Además de ser el más costoso de la democracia -solo uno de los Ejecutivos de Adolfo Suárez lo supera en ministros, con veintitrés-, un dudoso mérito en tiempos de declive, también es el primero con cuatro vicepresidencias; las de Carmen Calvo, Pablo Iglesias, Nadia Calviño y Teresa Ribera. Estructura calculada al milímetro por Félix Bolaños, secretario general de Presidencia, para hacer contrapesos a Unidas Podemos.
El Ejecutivo bicolor es superior al de Mariano Rajoy (14 ministros), al mayor de la etapa de Felipe González (18), al de José Luis Rodríguez Zapatero (17) y al de José María Aznar (15). También rebasa al gabinete que configuró Sánchez tras la moción de censura, en 2018, con dieciséis ministros y una vicepresidenta.
La comparación en el marco de la Unión Europea tampoco deja bien parado al Ejecutivo de coalición. Solo Suecia e Italia tienen tantos ministros como España, aunque varios de los suecos comparten área y solo catorce de los italianos disponen de cartera propia. El de España es por tanto el Gobierno comunitario con mayor estructura. Portugal, por ejemplo, cuenta con diecinueve ministros y Francia, con dieciséis.
Es llamativo el caso alemán, donde la CDU de Angela Merkel gobierna en una gran coalición con socialcristianos y socialdemócratas, pero su Ejecutivo solo lo conforman catorce ministros, entre ellos un solo vicecanciller. También en número de vicepresidencias España está en lo alto del «ranking», tan solo superada en una por Eslovenia. Junto a Croacia y Bulgaria, con otras cuatro, Calvo, Iglesias Calviño y Ribera se sitúan en el segundo peldaño de los veintisiete Estados miembros de la Unión.
«Un gesto» por imagen
Fuentes del Gobierno explican que Sánchez está estudiando cómo hacer «un gesto» de adelgazamiento de la administración por imagen. Hay voces en el PSOE y Unidas Podemos que sugieren que hacer cambios en el Gobierno sería un revulsivo después de la erosión que ha supuesto la gestión sanitaria. Para ello, Sánchez quiere «aprovechar» algunos escenarios en los próximos meses. Pero de no encontrar ese lance, la supuesta remodelación se difuminaría.
Por ejemplo, La Moncloa ha presentado esta semana la candidatura del ministro de Ciencia, Pedro Duque, para presidir la Agencia Espacial Europea (ESA). Su perfil ha sido muy bajo en los meses más duros de la pandemia. La salida de Duque sería la oportunidad idónea para modificar la estructura del gabinete. Las mismas fuentes señalan que una de las opciones que tantean es que desaparezca el Ministerio de Ciencia (creado «ad hoc» en enero) y que Manuel Castells, titular de Universidades, asuma su gestión.
El equipo de Sánchez también analiza el relevo o no de María Jesús Montero como portavoz del Gobierno, porque su fuerte exposición mediática durante el estado de alarma desgastó su figura. Es una de las ministras con más peso y relevancia, y de las mejor valoradas dentro y fuera del Gobierno. Sin embargo, en Moncloa hay quien sostiene que es mucho mejor ministra que portavoz.
En los mentideros de Ferraz también se especula con una posible salida de la ministra de Industria, Reyes Maroto, tarde o temprano con vistas a ser la apuesta socialista en la Comunidad de Madrid el próximo ciclo electoral. Por otro lado, fuentes cercanas al vicepresidente Iglesias insisten en que ningún ministro de Unidas Podemos peligra de darse finalmente esa remodelación en Moncloa.
Perfil bajo de ministros
El aumento de carteras se debe al encaje de bolillos que tuvieron que hacer los socialistas para acoplar a Unidas Podemos. En un principio, Iglesias y Sánchez habían acordado una vicepresidencia y tres ministerios para Podemos. Pero las tensiones internas entre Podemos e Izquierda Unida, con Alberto Garzón exigiendo entrar en el Gobierno a cambio del apoyo de su partido y la supervivencia de la confluencia, terminó con un quinto sillón.
No obstante, la crisis del Covid-19 ha demostrado la artificialidad de algunos departamentos con ministros inactivos, confinados en ministerios con competencias escasas y sin grandes partidas presupuestarias. Es el caso de Duque; Castells; del ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes; de Garzón con Consumo; o de Irene Montero con Igualdad.
La oposición, en guardia
La mastodóntica amplitud del Gobierno no pasó desapercibida para la oposición en su día -fueron fuertes las críticas por el desembolso que iba a significar engrosar de nuevo el Ejecutivo-, pero tras el confinamiento y la crisis económica consecuencia del coronavirus el runrún sube de decibelios en el centro-derecha.
Tanto PP, como Vox y Ciudadanos (Cs) creen que para salir cuanto antes de esta -la semana pasada se conoció la drástica caída del PIB, que se hundió más de un 18% en el segundo trimestre del año- será necesario eliminar «gasto superfluo». Lo saben bien los populares, que ya capearon el temporal de la crisis financiera del 2008 reduciendo los ministerios de quince a trece y las vicepresidencias de dos a una. Ahora, hay nueve carteras y tres vicepresidencias más que con Mariano Rajoy.
El PP ya reclamó en una proposición no de ley, en abril, que Sánchez «adelgazase» su Consejo de Ministros, al menos, al tamaño que tuvo durante su primer mandato, antes de incorporar a los ministros de Unidas Podemos. Una proposición similar a la que llevó Vox a la Cámara Baja en mayo, cuando instó al Gobierno a quedarse en tan solo doce ministerios y una vicepresidencia. Cifra similar a los doce ministros de los Países Bajos o a los once de Hungría.
«El gasto en asesores del Gobierno de Sánchez se ha disparado tanto como sus mentiras», denuncia el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Montesinos, en declaraciones a ABC. El diputado popular recuerda que la semana pasada trascendió que el famoso «comité de expertos» de la desescalada no existía, pero que aun así «no faltan ministros, altos cargos y asesores». «Muchos españoles deben de estar decepcionados e indignados ante un Gobierno muy preocupado en colocar a los suyos, pero que no gestiona como debe», sentencia.
Desde el grupo parlamentario de Vox, en conversación con este diario, apuntan que ya vienen reclamando desde hace tiempo un recorte en el «gasto superfluo»; petición que se acentúa con la crisis del Covid-19. La formación de Santiago Abascal exige «un recorte radical del aparato gubernamental»: «En vez de subir impuestos, reduzcan ministerios y vicepresidencias».
Cs, partido clave ante la posibilidad de que el Gobierno dependa de él para aprobar los Presupuestos, también comparte el discurso de PP y Vox en este sentido. ABC ya publicó que en la dirección de Inés Arrimadas generaron malestar las subidas de impuestos pregonadas por Sánchez y que son más partidarios de reducir gasto y de combatir la economía sumergida. «En una situación como la actual, de crisis económica y sanitaria, la sobredimensión de la administración es todavía menos justificable», rematan fuentes de Cs.
abc
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