Anteriormente, algunos medios de comunicación nipones informaron de que Tokio podría prometer a Moscú que, en caso de tener soberanía sobre las islas Kuriles, no permitiría que las fuerzas militares estadounidenses se estacionaran en el lugar, contraviniendo así los acuerdos de seguridad firmados entre Japón y EEUU. "No corresponde a la verdad", aclaró Shinzo Abe. Por su parte, Masahiko Komura, del Partido Liberal Democrático, que ha ocupado dos veces el cargo de ministro de Asuntos Exteriores, hizo hincapié en que el Tratado de Seguridad con Estados Unidos "se aplica y se aplicará a todos los territorios y aguas que están bajo el control administrativo de Japón". Pero para Moscú, el tema más importante no es valorar esta situación hipotética, sino los aspectos de seguridad que actualmente atañen a sus fronteras del Lejano Oriente. La defensa antimisiles, en primer lugar.
A finales de octubre, el viceministro de Defensa de Rusia, Anatoli Antónov, expresó su preocupación por la participación de Tokio en el despliegue del sistema de defensa antimisiles de Estados Unidos en la región de Asia-Pacífico. Al Ministerio de Defensa de Rusia le preocupa que desde mediados de la década de los 2000, Japón, junto con Estados Unidos, participe en las pruebas de un misil interceptor basado en tecnologías de diseño japonés, así como en pruebas de misiles estadounidenses Standard SM-3 y del sistema de defensa antimisiles AEGIS. Obviamente, Rusia comprende la extrema preocupación de los japoneses con respecto al programa nuclear de Corea del Norte y está a favor de su reducción. Pero al mismo tiempo, la cooperación entre Japón y Estados Unidos en el campo de la defensa antimisiles no está dirigido solo contra Pyongyang, sino también contra Rusia, según comentaron los militares del país eslavo. Japón, de hecho, podría amenazar directamente el potencial de disuasión nuclear de Rusia, considera Ilyashenko.
Desde la época de la Guerra Fría, la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón siempre se ha centrado en la lucha contra los submarinos rusos, en colaboración con la Armada de los Estados Unidos. En el mar de Ojotsk [cuya `llave` está en las Kuriles], junto con el mar de Barents, están establecidos submarinos estratégicos clave de la tríada nuclear rusa. Las armas rusas están diseñadas para mantener el equilibrio estratégico entre Moscú y Washington, también en las condiciones de creación de un sistema global de defensa antimisiles de Estados Unidos. Más aquí: Los sistemas de defensa antimisiles a lo largo del mundo Aunque los expertos militares japoneses afirman que la actividad antisubmarina nipona está dirigida solo contra China, resulta difícil de creer, destaca el experto.
Esta situación contradeciría radicalmente las obligaciones del tratado de seguridad americano-japonés. "Estos dos problemas de seguridad muy reales deben ser discutidos para crear una atmósfera de confianza en las relaciones ruso-japonesas. Mientras que el tema de las hipotéticas bases estadounidenses en las islas Kuriles del Sur no son más que especulaciones", concluye el analista.
Sputnik
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