Los venezolanos varados en Barajas regresan a su país

  20 Julio 2020    Leído: 413
Los venezolanos varados en Barajas regresan a su país

Las 35 personas acampadas en la T4 durante cuatro meses, sorprendidos por la pandemia, cuentan las horas para tomar un vuelo de regreso.

Fanny Hidalgo y su hija, ilusionadas por volverse a ver después de siete años, escogieron la ciudad de Madrid para reencontrarse. «Un lugar donde se hable español»; esa fue la única petición de esta mujer, de 69 años, que llegó a la capital el pasado 23 de febrero para tomar unas vacaciones. Su llegada coincidió con la expansión del coronavirus, lo que provocó que se quedara atrapada en España antes de poder regresar a Venezuela. La hija tuvo más suerte y pudo viajar de vuelta a Estados Unidos por ser ciudadana americana. Cuatro meses después, la angustia toca a su fin.

Lo que comenzó como unas vacaciones terminó siendo una pesadilla. Hidalgo es uno de los 35 venezolanos que lleva 20 días acampando en la Terminal 4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, a la espera de poder abordar un vuelo de regreso a casa. Hoy, finalmente, un vuelo de repatriación llevará a al menos 290 de los 600 venezolanos que se encuentran varados en nuestro país desde el inicio de la pandemia.

Sin un euro en su bolsillo, Hidalgo cuenta que estuvo dos meses en un hotel y cuando se acabó el dinero se mudó a casa de un conocido, pero «eran siete personas en un mismo piso y me tocaba dormir en el suelo». «El 1 de julio decidí venirme al aeropuerto porque nos queremos ir a casa. Si me hubiera ido a un refugio del Ayuntamiento no me voy nunca a mi país», comenta indignada porque el Gobierno de Venezuela mantiene cerradas las fronteras desde el pasado 15 de marzo y no permite la repatriación de sus compatriotas.

Este grupo que pernocta a diario en la T4 se quedó sin recursos para seguir costeando su estancia en Madrid. «Nos quedamos en situación de calle», comenta a lo lejos un joven que duerme sobre un aislante en la terminal frente a la parada de taxis y autobuses. Varias ONG y fundaciones de venezolanos les han ayudado durante estas semanas con comida y alimentos, sábanas y almohadas para mejorar su situación.

Nos hemos venido a dormir al aeropuerto porque este es el lugar más cercano a casa», dice Luciano del Gaudio, un turista venezolano que aterrizó el pasado 12 de febrero y tampoco ha podido regresar a su casa. «Dejé a mis tres hijos y a mi esposa allá. Vendí mi coche en Caracas para pagar mis gastos aquí, pero se me acabó el dinero», dice Del Gaudio, que actúa como portavoz del grupo. La dramática historia se repite una y otra vez en la boca de los que allí se encuentran.

«Los más vulnerables no están aquí porque no podrían dormir en el suelo. Ellos están en refugios, albergues e iglesias de los alrededores», asegura, sin deja pasar la oportunidad para denunciar que el mayor problema es que tienen que compartir espacio con personas con problemas de drogas y alcohol, o que están en situación de calle. «Nos hemos quedado en la calle porque se nos acabaron los recursos, pero no somos compatibles para estar ahí», dicen.

Aseo en el aparcamiento
Todos coinciden en que lo más difícil es asearse. Para ello deben ir hasta un baño que se encuentra en el aparcamiento porque por los rebrotes del Covid-19 no les permiten entrar a las instalaciones del aeropuerto. Aseguran que están en «malas condiciones» y que se han duchado llenando vasos de plásticos en el lavamanos. «Vamos a las once de la noche cuando ya no queda gente y aprovechamos y lavamos la ropa», explica Neiza Salazar, madre de Moisés, un niño de cinco años que duerme junto a ella en la terminal. Es el más pequeño del grupo y se distrae viendo vídeos en el móvil de Neiza.

Narra que las autoridades de Aena van todos los días hasta el campamento que han improvisado en el exterior y les piden el pasaporte para mantenerlos registrados: «Los funcionarios no nos han puesto pegas, para nada. Más bien nos dicen que ojalá podamos regresar pronto».

abc


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