Después de los contagios tras el estallido de la epidemia en Wuhan en enero y de los casos importados cuando las restricciones consiguieron detener las infecciones locales, Hong Kong sufre ahora la tercera ola del coronavirus. La vuelta a la actividad diaria tras levantarse el distanciamiento social ha provocado un repunte con las cifras más altas de casos diarios desde marzo: más de medio centenar cada jornada.
Con brotes localizados en varios edificios y en el gremio de los taxistas, esta tercera oleada se está cebando con las residencias de ancianos, donde han proliferado los contagios. Entre los 50 infectados locales diagnosticados ayer, más ocho importados de la India, Pakistán y Filipinas, figuran dos trabajadores de un asilo y una de sus residentes, de 92 años. Desde que empezó la epidemia, son ya 1.713 personas las que han enfermado en Hong Kong, de las que han fallecido once.
La última, una mujer de 71 años con diabetes y la presión alta que había sufrido un ataque al corazón el jueves, murió ayer por la tarde. Con ella, son ya cuatro los ancianos fallecidos en la última semana. Dos de ellos, de 90 y 95 años, vivían en la misma residencia y el otro era un hombre de 89 años. Entre residentes y trabajadores, en dicho asilo, llamado Kong Tai, hay 44 infectados, los dos últimos diagnosticados ayer mismo.
Para que no siga propagándose el coronavirus por esta megalópolis de 7,5 millones de habitantes, que fue muy castigada por el SARS entre 2002 y 2003, las autoridades han vuelto a imponer restricciones, como prohibir las cenas en los restaurantes después de las seis de la tarde para impedir aglomeraciones. Además, van a hacerle la prueba a 40.000 empleados de residencias de ancianos, 70.000 taxistas, 200.000 camareros y cocineros y 160.000 agentes inmobiliarios.
abc
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