Holanda bloquea la cumbre al exigir reformas concretas a cambio de ayudas

  18 Julio 2020    Leído: 546
Holanda bloquea la cumbre al exigir reformas concretas a cambio de ayudas

A pesar de las largas horas de negociaciones, las posiciones de los países «frugales» son invariables e impiden cerrar el presupuesto de la UE.

Todos llegaron con la idea en la cabeza de que es necesario un acuerdo para que Europa responda a la gravedad de la crisis creada por el Covid-19, aunque nadie se atrevía a ser tan optimista como para pensar que el acuerdo sería fácil o que sería posible alcanzarlo en la primera jornada de reunión, ni aunque esta se prolongase durante toda la noche. El Consejo Europeo fue suspendido a medianoche porque los líderes europeos seguirán reunidos hoy sábado. Ni siquiera con la «artillería» del poderoso eje franco-alemán trabajando a toda máquina al lado del presidente del Consejo Charles Michel podían lograr doblegar la resistencia de los dos polos de esta discusión. El primer ministro holandés Mark Rutte por un

 lado -respaldada por los demás países de los llamados «frugales» (Austria, Dinamarca y Suecia)- en su exigencia de que las ayudas tienen que pagarse con reformas específicas, y el español Pedro Sánchez por el otro, con el apoyo de muchos más países, diciendo que no quiere saber nada de mecanismos excepcionales de supervisión de esos fondos.

Rutte en todo caso no engañó a nadie. Desde el mismo momento de su llegada a la reunión en la sede del Consejo Europeo ya dejó claro que solamente aceptará las subvenciones «si se concretan las reformas». Esta es la posición que ha defendido desde el principio y que, para entender su contumacia, le ha hecho ganar puntos a su partido (el liberal VVD) de forma inequívoca en los últimos meses. «Realmente es muy importante la solidaridad, sí, desde los países que más tienen en su presupuesto hacia países que son menos capaces de revertir la situación, pero tienes que hacer todo lo posible para ser capaz de resolver la crisis tu mismo la próxima vez. Eso significa que hay que hacer reformas en el mercado laboral, en las pensiones, etc.». Portavoces españoles dijeron que el holandés estaba prácticamente solo en la defensa de esta ideas, pero el austríaco Sebastian Kurtz publicó en Twitter un mensaje que pone en duda esta impresión: «tenemos que asegurar -decía el austríaco- que el Instrumento apoyará las transiciones verde y digital, las reformas estructurales y beneficiará a aquellos que han sido los más afectados por la crisis Covid-19. No aceptaremos ninguna medida que conduzca a un mecanismo permanente de transferencias monetarias».

La primera cumbre europea presencial desde el inicio de la pandemia empezó a media mañana en una situación extraña, porque los líderes de los países miembros eran prácticamente los únicos autorizados a entrar en el edificio. Mientras duran las discusiones están solos, es decir que no tienen a su lado ni ministros ni consejeros, pero ayer además el resto del edificio estaba extrañamente desierto, por supuesto también sin periodistas. Incluso miembros de las delegaciones oficiales vieron negado el acceso al recinto, que permanece bajo una especie de «cuarentena» desde hace meses.

El presidente Michel había preparado la discusión dividiendo todo el paquete del presupuesto plurianual europeo y el fondo de recuperación en ocho capítulos separados, lo que le permitía una mayor flexibilidad en la negociación porque hace que las aristas sean más vivibles. Por lo que se ha sabido, los 27 presidentes quisieron intervenir en casi todos los puntos, lo que por un lado retrasó mucho el desarrollo de la discusión, pero al mismo tiempo quedó claro que el hueso de la deliberación estaba en las condiciones que se van a exigir a los que reciban las ayudas y en los porcentajes del fondo de recuperación que serán subvenciones a fondo perdido y préstamos a devolver.

Sobre las cantidades totales, como también era de esperar, los «frugales» también son partidarios de reducirlas. De los 1,074 billones del presupuesto europeo para los próximos siete años, que ya es menos de lo que piden Parlamento y Comisión, proponen bajar a 1,050. Alemania, también de manera previsible, quiere que la Comisión empiece a devolver cuanto antes el capital principal de la deuda con la que se financiará el fondo de recuperación y muchos otros países pidieron que los cheques de devolución que han quedado como recuerdo de las prácticas que obligaba a hacer la presencia británica en la UE y de los que se benefician varios de los países «frugales» -Países Bajos el que más recibe-, deberían sencillamente desaparecer. Todos los presidentes y primeros ministros podían asumir la opinión de Rutte en favor de un acuerdo porque «este es un mundo inestable y en ese mundo necesitamos una Europa estable», y Países Bajos obtiene el grueso de su riqueza del mercado interior europeo que es el que hay que reparar. Pero lo que está exigiendo ahora no es tanto menos dinero para la UE, como en la anterior cumbre sobre el presupuesto que fracasó precisamente por las reticencias holandesas, sino poder volver a su país para decirle a los contribuyentes que ha cumplido su promesa de garantizar que las ayudas serán utilizadas convenientemente.

Pedro Sánchez, según fuentes españolas, dijo que está dispuesto a comprometerse a someterse a la fiscalización del uso de los fondos, pero rechaza que pueda haber vetos por parte de otros países, como sucedería si hubiese que acordarlo por unanimidad. Si el presidente del Gobierno tuviera una reputación de decir siempre la verdad y cumplir absolutamente con todo lo que dice, tal vez le ayudaría mucho en este brete.

La sesión de trabajo se prolongó hasta las seis de la tarde ininterrumpidamente, hasta el punto que los líderes ni siquiera salieron de la sala (la más grande del edificio en lugar de la habitual para que puedan estar más separados), y a mediodía les llevaron un tentempié frío a base de pescado.

Una vez que ya se había visto cómo estaban todas las posiciones, Michel ordenó suspender la reunión, para dejar descansar a algunos de los presidentes y de hecho, la finlandesa Sanna Marin aprovechó para volver al hotel mientras tanto, señal de que su posición no representa un obstáculo para nadie.

El presidente del Consejo dedicó esas horas a lo que se conoce como «sesiones de confesionarios» y que consisten en hacer pasar por separado a los presidentes que plantean posiciones más alejadas y preparar una nueva propuesta, sabiendo más en detalle los límites de cada cual.

Pero después de la reanudación las cosas no mejoraban. Fuentes diplomáticas europeas hablaban de una situación «difícil» en la sala de sesiones a causa «del bloqueo en la cuestión de la gobernanza del fondo de recuperación. Se intenta encontrar un punto de conexión» en un esfuerzo en el que «Francia y Alemania trabajan coordinados» con la presidenta de la Comisión. No en vano, si la propuesta original la elaboró la Comisión, fue después «cepillada» por Francia y Alemania antes de que llegase al Consejo, donde Michel le dio otro repaso para definir lo que finalmente se han encontrado los líderes europeos en la mesa y todavía no han llegado a cocinar. Los líderes siguieron intentándolo en la cena, pero sin éxito. Con buen juicio, el presidente Michel decidió que todos se fueran a dormir. La cumbre más importante de la década seguirá hoy.

abc


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