"Tras unos resultados concluyentes el Gobierno de Aragón establecemos como medida preventiva el sacrificio de los 92.500 visones que actualmente existen en esta explotación", anunció en rueda de prensa el consejero de Agricultura y Ganadería de la región, Joaquín Olona.
Los miles de animales permanecían inmovilizados en la granja desde el 22 de mayo, después de que siete trabajadores dieran positivo por COVID-19, siendo todos casos leves que se recuperaron poco después.
Desde entonces, las autoridades realizaron a los visones varias pruebas para detectar el COVID-19, aunque estas no fueron concluyentes.
En un análisis más reciente, sin embargo, más del 80% de los animales de la explotación dio positivo por el virus, con lo que se constató la transmisión comunitaria entre ellos.
Pese a detectarse el coronavirus en la mayoría de visones, ninguno de estos había presentado síntomas de la enfermedad del COVID-19 o fallecido de forma anómala.
En vista de los resultados y ante el desconocimiento de si hubo transmisión a humanos, el Gobierno decidió adoptar la medida de sacrificar a todos los ejemplares como modo prevención ante posibles contagios.
El consejero del Gobierno aragonés explicó que fue precisamente el "elevado grado de incertidumbre" existente el que llevó a tomar esta "drástica decisión", con la que la empresa propietaria de la granja se mostró conforme.
Los visones serán sacrificados con gas y posteriormente depositados en una planta para residuos MER (materiales específicos de riesgo) con las medidas de seguridad biológica correspondientes.
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