La Unión Europea intenta no desgarrarse tecnológica y políticamente con el desarrollo de la próxima generación de internet móvil, la 5G. Mientras las Comisión Europea ha decidido por un lado que el grueso de las inversiones para la recuperación de la economía comunitaria en los próximos dos años serán sobre todo para la digitalización de la economía, las tensiones diplomáticas con China y el conflicto abierto entre el gigante asiático y Estados Unidos dejan un panorama muy complicado de gestionar. Varios países ya han empezado a ofertar la nueva tecnología en sus mercados, algunos de ellos basándose en el fabricante chino, mientras que otros esperan a que el escenario se despeje.
Una de las decisiones más esperadas, por su dimensión y su situación estratégica en el centro de Europa, es la de Francia, la segunda economía de la zona euro. El Gobierno francés está a punto de anunciar que va a imponer limitaciones a la expansión tecnológica de la china Huawei en el desarrollo de la 5G, mientras que en Alemania, una sentencia reciente que ha pasado prácticamente desapercibida, ya ha condenado a esta compañía por violar las leyes europeas de protección de datos, algo que ensucia su reputación en uno de los elementos más sensibles en estos momentos.
Las vacilaciones de los vecinos británicos, que son al mismo tiempo más dependientes de la tecnología china y también a las presiones de Estados Unidos para que no la utilicen, completan un panorama complejo para el espacio europeo en su conjunto.
La tecnología 5G pretende ser el centro de lo que se conoce como «el internet de las cosas» y que presupone un entorno en el que todos los objetos, desde la nevera hasta el coche, pasando por los animales domésticos o los objetos más inesperados, estarán conectados a internet. Los hospitales, las consultas, el comercio, los drones, prácticamente todo va a poder conectarse a la red con este nuevo sistema que cuenta con una latencia (el tiempo que discurre entre la emisión de la orden su aplicaciónr real) será tan bajo que permitirá conducir vehículos a distancia.
Por ahora, diez países europeos (incluyendo al Reino Unido) ya han empezado a comercializar servicios de internet de quinta generación, algunos con elementos de Huawei. La Comisión Europea ha establecido que esta tecnología será el centro del desarrollo de la industria comunitaria en la próxima década, pero tampoco ha podido encontrar una respuesta única para las preguntas que se hacen en muchos países sobre la vulnerabilidad que conlleva el uso de los componentes chinos. El problema es que si son ciertas las sospechas de que el Gobierno chino ha exigido a sus compañías (como propietario que es de casi todas ellas) que incluya elementos ocultos que le permitan espiar el uso que hacen sus clientes de estas redes, desde Pekín podrían tener conocimiento de prácticamente todo lo que hicieran los ciudadanos europeos, incluyendo a sus gobiernos. El precio de los componentes de Huawei es inferior al de sus competidoras europeas.
Francia aún no ha anunciado su decisión, pero ante la evidencia de que podía filtrarse el informe preliminar de la Agencia Nacional de Seguridad de Sistemas de Información (ANSSI) este lunes se difundió el sentido de su decisión que con toda seguridad incluirá restricciones importantes para la compañía china Huawei, pero no para las europeas Nokia y Erikson. El director de la ANSSI, Guillaume Poupard, ha declarado en una entrevista que la tecnología de Huawei no será autorizada «en ciertas áreas» y si en otras, aunque la decisión se puede revisar en el futuro. Esto perjudicará a algunas compañías francesas que ya utilizan actualmente material de esta firma china, a la que se acusa de ser un instrumento de las autoridades de Pekín. «Lo que hacemos con el 5G en Francia es un compromiso. Tenemos que desarrollar esta tecnología en condiciones económicas aceptables para los operadores en telecomunicaciones, pero también manteniendo nuestra soberanía, para no hacernos dependientes de un determinado país».
La decisión formal de Francia aún no se ha anunciado, pero China ha estado presionando fuertemente a París, porque la decisión de este país tendrá consecuencias de peso. Este mismo lunes, Pekín volvió a pedir a las autoridades galas que «garanticen un acceso justo y no discriminatorio» de las distintas compañías de su país al mercado de las telecomunicaciones.
La tendencia autoritaria
Hace unos años, las versiones de la compañía en cuestión desvinculándose del régimen chino tenían cierta credibilidad. Sin embargo, la situación que se ha producido en Hong Kong, con la imposición de una ley de seguridad nacional que limita gravemente el espacio de democracia que se mantenía en la antigua colonia británica, ha devuelto la imagen de Pekín como un gobierno autoritario y alérgico a las libertades, lo que convierte en aún más inquietantes las sospechas.
En este sentido, hace una semana un tribunal de la ciudad alemana de Dusseldorf, donde esta compañía tiene su sede europea, condenó a Huawei por no respetar las reglas europeas de privacidad. Se trata del caso de uno de sus antiguos empleados que había sido despedido, y que pidió a su antiguo empleador que eliminase de sus archivos todos los datos personales que le conciernen. Puesto que los jueces han determinado que no lo hizo, consideraron que debían condenar a la tecnológica china.
El 5G está siendo desarrollado actualmente en todo el mundo y se prevé que en los próximos cinco años se convertirá en el estándar global de las telecomunicaciones para todas las compañías de telecomunicaciones.
abc
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