Un nuevo análisis de las enanas blancas en la Vía Láctea y en otras galaxias ha demostrado que estos remanentes estelares pueden ser una fuente importante de carbono, un elemento esencial para la vida, según el estudio publicado en la revista Nature Astronomy.
Aproximadamente el 90 por ciento de todas las estrellas completan su desarrollo en forma de enana blanca, un remanente estelar muy denso que se enfría y atenúa gradualmente durante miles de millones de años. Según ha concluido un equipo de científicos internacionales, antes de quemarse por completo, las enanas blancas emiten sus cenizas al espacio circundante a través de vientos estelares enriquecidos con elementos químicos, incluido el carbono, recién sintetizados en el interior profundo de la estrella durante las últimas etapas antes de su muerte.
Desde 2018, los especialistas analizaron y calcularon las masas de varias enanas blancas. "Usando la teoría de la evolución estelar, pudimos remontarnos a las estrellas progenitoras y derivar sus masas al nacer", ha explicado uno de los autores del estudio, Enrico Ramirez-Ruiz. En general, cuanto más masiva es la estrella al nacer, más masiva es la enana blanca en el momento de su desaparición, tendencia que ha sido respaldada tanto por observaciones como por la teoría.
Sin embargo, el análisis de las enanas blancas recién descubiertas en viejos cúmulos abiertos también arrojó otro resultado. Según los científicos, en este caso las masas de enanas blancas analizadas fueron notablemente más grandes de lo esperado, creando una curva entre la masa inicial y final de una estrella.
"Nuestro estudio interpreta esta curva en la relación de masa inicial-final como el proceso de la síntesis de carbono hecha por estrellas de baja masa en la Vía Láctea", comenta la autora principal de la investigación, Paola Marigo. Los investigadores concluyeron que las estrellas que son dos o más veces más masivas que el Sol emitieron carbono, mientras que las estrellas de menos de una masa solar y media no lo hicieron.
En las últimas fases de su vida, las estrellas dos veces más masivas que el Sol produjeron nuevos átomos de carbono en sus interiores calientes, los transportaron a la superficie y emitieron al espacio a través de vientos estelares. Los especialistas destacaron que el proceso de extracción del manto externo rico en carbono ocurrió lentamente, lo que permitió que los núcleos de estas futuras enanas blancas crecieran en masa.
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