Esta actitud es regla general entre el pueblo sueco, e incluso instituciones como las iglesias prefieren el pago electrónico. Según Riksbank, el banco central de Suecia, únicamente el 2% de las transacciones monetarias en el país nórdico en 2015 fueron hechas con dinero en efectivo; una cifra que podría bajar hasta el 0,5% en 2020. En las tiendas, solo el 20% de las transacciones se realizan actualmente en `cash`, mientras que en el resto del mundo el promedio es del 75%. Paralelamente, 900 de las 1.600 filiales bancarias suecas no tienen ni reciben depósitos en metálico. Y en muchos lugares ya no hay ni siquiera cajeros automáticos. "Creo que, en la práctica, Suecia será básicamente una sociedad sin `cash` en unos cinco años", señala Niklas Arvidsson, experto en sistemas de pago del Instituto Real de Tecnología de Estocolmo.
Actualmente, las tarjetas son el medio de pago preferido por los suecos, mientras que aplicaciones móviles como Swish están ganando popularidad para las transacciones entre personas en tiempo real. Del mismo modo, sistemas como iZettle, que permiten a vendedores ambulantes y pequeños negocios recibir pagos por tarjeta, están cada vez más de moda. Obviamente, un sistema sin efectivo tiene sus problemas. Entre ellos, el fraude electrónico y la pérdida de privacidad son los más destacados. Pero la decisión política de convertirse en un país sin dinero está más cerca de lo esperado.
Sputnik
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