Benzema abre el cielo con el tacón

  29 Junio 2020    Leído: 801
Benzema abre el cielo con el tacón

Un taconazo genial del delantero francés rematado por Casemiro arrima al Real Madrid al título de Liga (0-1).

Si por algo merece la pena seguir admirando este fútbol tan extraño nacido en tiempos de pandemia es por jugadores como Karim Benzema. No hay gesto suyo que no desborde la emoción propia de quien se enfrenta al arte. Inteligencia y plasticidad. Características que quedan entrelazadas en un futbolista muchas veces incomprendido, juzgado durante años por la aleatoriedad del gol. Algo que a él siempre le trajo sin cuidado, siempre y cuando pudiera seguir reivindicando su obra en silencio. [Narración y estadísticas (0-1)]

Para la historia de la Liga, tal y como ocurriera hace una década con Guti en Riazor, quedará la caricia de tacón de Benzema en Cornellà. Y también el gesto de incredulidad de Bernardo, que nunca hubiera imaginado que el francés encontraría salida alguna al encierro al que pretendía someterlo en el área. La pelota pasó entre piernas convertidas en estacas. Una genialidad aprovechada por Casemiro para arrimar al Real Madrid al título y deprimir aún más al Barcelona.

No podía ser el Espanyol, moribundo y a diez puntos ya de la utópica salvación, el equipo que auxiliara a su rival ciudadano. Bastante tenía el club blanquiazul con preguntarse sobre las consecuencias fatales de su malditismo, idóneo hábitat natural para esa deficiente gestión institucional y deportiva que arrastrará al club a Segunda 27 años después. El empresario juguetero Chen Yansheng ha sido auxiliado por consejeros áulicos incapaces de advertirle sobre la inutilidad de ir descabezando banquillos de madrugada.

ZIDANE Y EL TRAJE DE GALA
Abelardo fue el último en caer. En el fútbol no funcionan las mismas leyes que en las cadenas de montaje. Hasta llegar al grotesco escenario con el que el equipo blanquiazul concluirá la temporada, con su máximo responsable deportivo, el plenipotenciario Rufete, el mismo que se encargó de escoger entrenadores y jugadores, convertido en el capitán Ahab. Barba cana, gorra, pantalón corto y calcetines hasta la nuez. Como si estuviera en el ballenero Pequod.

Poco pudo oponer el Espanyol a un Real Madrid al que le sobran registros para ir salvando jornadas. Ha ganado los cinco partidos tras la reanudación del campeonato, con Zinedine Zidane explotando las posibilidades de su plantilla con constantes cambios de esquema y piezas. Sin que el resultado final se vea alterado. Entendió el técnico blanco, eso sí, que la cita en Cornellà era capital después del último despropósito en Balaídos de un Barcelona que este martes recibe el Atlético. Así que Zidane recuperó el traje de las grandes ocasiones. Es decir, con cuatro centrocampistas y bajo el gobierno entre líneas del recuperado Isco. El malagueño no era titular desde el clásico del 1 de marzo.

El plan suponía la suplencia de Vinicius, quien había venido estimulando al Real Madrid en los últimos encuentros y reclutado para agitar en el segundo acto. También la permanencia de Hazard en el once, pese a que el belga volvió a ser ese futbolista de entretiempo. Sin confianza ni atrevimiento.

En cualquier caso, poco podía oponer el Espanyol de Rufete, más allá de los destellos de calidad de Raúl de Tomás o las carreras al amanecer de Wu Lei a la espalda de Marcelo, nunca resueltas donde debía. El homenaje del delantero chino a Cardeñosa en el Villamarín no fue casualidad.

EL DOMINIO DE CASEMIRO
Casemiro, en su regreso después de cumplir un partido de sanción, dominó a su antojo en la estepa. Tan liberado se sentía el brasileño que incluso recordó a Pelé en México 70 con aquel gol que no fue. Alzó la mirada Casemiro desde su propio campo y a punto estuvo de hundir a Diego López, que logró estirar los dedos a tiempo.

Poco importaba. Tan cómodo se sentía el Real Madrid que nunca pareció inmutarse ante las ocasiones fallidas. Antes de que Benzema abriera el cielo con el tacón, Diego López ya le había derribado en el área en una jugada rocambolesca y ante la que nada dijo Mateu Lahoz.

El Espanyol, seguro de su destino, se dejó llevar sin negar su presente. «Los oledores de tragedias están por todos lados», recitó Bukowski. Tampoco necesitó hacer mucho más un Real Madrid obnubilado el resto de la noche con Benzema.

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