El pasaporte azul de EE.UU. ha sido uno de los mejores salvoconductos para viajar por el mundo. La pandemia de Covid-19, sin embargo, le está haciendo perder valor, incluso con los socios tradicionales de EE.UU. al otro lado del charco. La Unión Europea se prepara para abrir sus fronteras externas, con la necesidad acuciante de recuperar la economía -en especial de los países que dependen del turismo, como España-, pero el pasaporte estadounidense apunta a ser uno de los que no se admitan a partir del 1 de julio, según las conversaciones diplomáticas en Bruselas entre países miembros.
Cada país tiene poder decisión sobre quién puede entrar en su territorio, pero las negociaciones buscan una posición unitaria y, según han asegurado fuentes diplomáticas a varios medios estadounidenses, permitir la entrada a viajeros de EE.UU. está fuera de cuestión. La razón es el preocupante repunte de casos en EE.UU. que el viernes volvió a batir, por tercer día consecutivo, su récord de nuevos casos diarios y este sábado apuntaba a volver a hacerlo. Más de 45.000 nuevos contagios se registraron el viernes, mientras que ayer se confirmaban récords diarios para estados como Florida, Nevada y Carolina del Sur.
Aunque fue EE.UU. quien tomó el paso de cerrar la frontera con Europa al principio de la crisis, en marzo, la decisión de la UE de alargar el cierre con EE.UU. mientras se abre a otros países podría incrementar la tensión diplomática con la Administración de Donald Trump. El jueves pasado, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo insistió en la línea de reactivación económica que defiende el Gobierno de Trump, traslada al plano internacional. «Todos estamos hablando sobre cómo reabrir», dijo sobre la apertura de fronteras. «Necesitamos que la economía global vuelva a funcionar». Pompeo aseguró que en la UE no hay una visión única sobre si abrir o no sus puertas a los estadounidenses a comienzos de julio y dijo que había «una docena o más» de países que lo veían con buenos ojos.
Pero es difícil pensar que los socios europeos abrirán por su cuenta sus fronteras a EE.UU. ante la situación en este lado del Atlántico. La situación es especialmente grave en estados como Texas, donde su gobernador ha dado marcha atrás en algunas decisiones de reaactivación económica. Este viernes cerró los bares del estado y reconoció que «si pudiera volver atrás y cambiar algo, sería relanzar la apertura de los bares». El condado que engloba a Houston, la principal ciudad del estado y una de las mayores del país, estaba ayer en «alerta roja» por Covid-19, que implica que el brote es «severo y descontrolado».
Florida, por su parte, batió por vigésimo día consecutivo su número de nuevos casos diarios -medidos con la media de los últimos siete días- y el condado de Miami-Dade, uno de los principales destinos turísticos del país, ordenó el cierre de playas para el fin de semana que viene, cuando se celebra la festividad del 4 de julio.
abc
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