Italia informó el jueves 53 muertes más relacionadas con el coronavirus, lo que elevó el número de muertos en el país a 34.167.
La tendencia a la desaceleración de las muertes registradas en mayo continuó a principios de junio, confirmando que lo peor de la pandemia quedó atrás.
El recuento de infecciones activas volvió a caer el jueves, con un total de 30.637, en comparación con las registradas el miércoles de 31.710, es decir una disminución de 1.073.
Mientras tanto, las recuperaciones aumentaron a 171.338, a medida que más pacientes abandonaron las unidades de cuidados intensivos.
La región del norte de Lombardía sigue siendo la más afectada a nivel nacional. El número de víctimas mortales en la región aumentó a 16.374, aproximadamente la mitad del total nacional.
El viernes, los fiscales de Bérgamo, que están investigando el confinamiento fallido de dos grupos en Lombardía en las primeras etapas del brote, interrogarán al primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y a dos ministros de su gabinete como testigos en el caso.
Las autoridades regionales señalaron que la decisión de hacer cumplir los efectos del confinamiento en dos zonas rojas en las ciudades de Alzano y Nembro era responsabilidad del Gobierno.
Conte explicó a los periodistas el miércoles que "no estaba preocupado en absoluto" y que estaba listo "para transmitir toda la información que conocía a los fiscales".
Este no es el único dolor de cabeza que el primer ministro italiano tiene que enfrentar en las próximas semanas.
Su administración está luchando por elaborar un plan a largo plazo para resolver los problemas económicos de larga data de Italia, agravado por las consecuencias de la pandemia.
Conte convocó a una cumbre especial, programada para comenzar el sábado, que se supone debatirá las propuestas para revivir la economía en dificultades. La cumbre reunirá a todos los principales actores políticos.
Pero los partidos de oposición han decidido boicotear la reunión, calificándola como un "espectáculo inútil".
anadolu
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